La princesa Leonor vive sus últimos días a bordo del Juan Sebastián Elcano. Mejor dicho, su último día. Tras completar una etapa de cinco meses en el mítico buque escuela y un paso breve por la fragata Blas de Lezo, ha regresado al Elcano para cerrar su formación naval. Este domingo 13 de julio, la heredera desembarcará en Marín, poniendo fin a una experiencia clave en su vida. Pero lo que más se comenta en el entorno cercano no es su desempeño militar. Es su vida personal.
Durante su primer tramo en el Elcano, surgieron rumores sobre un "amigo especial". Un joven guardiamarina con el que fue vista en Brasil y Uruguay. Paseaban por la playa. Salían de fiesta. Incluso fueron fotografiados mientras ella lucía un bikini que dio mucho de qué hablar.
Reencuentro en el Juan Sebastián Elcano
Ahora, en esta segunda etapa del viaje, ambos se han reencontrado. Y los rumores han vuelto. No solo dentro del barco. También en tierra firme. Porque varios guardiamarinas han hablado con sus familias. Y todos coinciden en algo: el joven no tiene buena fama.
En apariencia, es el candidato perfecto. Nota más alta de Selectividad en su promoción. Viene de una familia rica y conocida en Madrid. Estudia en instituciones elitistas. Tiene contactos. Buen porte. Lo tiene todo… Pero algo no encaja. Compañeros del buque aseguran que su actitud ha levantado sospechas desde el primer día. Lo acusan de ser ambicioso, calculador, obsesionado con su imagen. Lo describen como alguien que no busca amistades sinceras, sino conexiones estratégicas. Y Leonor, con su posición de heredera al trono, sería su trofeo mayor.
No tiene buena fama en Madrid ni en el Elcano
Según estos testimonios, el joven habría hecho esfuerzos visibles por acercarse a Leonor desde que la conoció en Marín, al inicio del curso. Coincidieron en una salida a un pub de Pontevedra, viendo un partido. Desde ahí, su cercanía fue aumentando. Paseos, charlas, cenas durante las escalas. Siempre muy juntos. Para muchos, demasiado. Casualmente, eljoven siempre estaba preparado para la foto.
Lo que inquieta a algunos miembros de la dotación no es la relación en sí, sino la intencionalidad. Lo ven como alguien que busca figurar. Que desea ser visto y comentado. No por amor, sino por conveniencia.
Sus compañeros han compartido estas impresiones con sus familias. Les preocupa que Leonor, aún joven y emocionalmente sensible, no perciba ciertas alertas. Porque, aunque el joven brille en lo académico, en lo humano deja dudas.
En los últimos días de la primera etapa de Leonor en el Elcano se distanciaron. Según el relato que salía del barco, la princesa, aprovechando la escala en Nueva York, quiso verse con Gabriel, el chico con el que forjó una relación sólida de amistad y quizás algo más mientras estuvo en Gales. Algo que molestó al joven guardiamarina.
Ahora, en el reencuentro, nada ha vuelto a ser como antes. Aún así, se habla de cierto acercamiento. No tanto como antes, pero vuelven a compartir sonrisas cómplices y conversaciones.