La princesa Leonor está atravesando una de las etapas más importantes de su formación como heredera al trono. Durante su estancia en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, ha compartido confidencias con sus compañeros que, de manera inevitable, han comenzado a filtrarse más allá de la cubierta del barco. La más significativa de todas ellas: la relación de sus padres está rota.
Aunque Casa Real insiste en proyectar una imagen de unidad y estabilidad, la realidad entre Felipe VI y Letizia dista mucho del cuento oficial. Según han contado algunos guardiamarinas a sus familias, Leonor habla con naturalidad sobre la distancia entre sus padres. Ya no comparten vida más allá de las exigencias del cargo. Cobran fuerza aquí las palabras que algunos cronistas han repetido a lo largo de los últimos años: “Son un equipo de trabajo”.

Leonor habla con naturalidad de la distancia emocional entre sus padres
Leonor aborda el tema sin dramatismo. No hay lamento. La futura reina parece haber asumido con madurez que las relaciones familiares cambian con el tiempo. Esta sinceridad, lejos de escandalizar a sus compañeros, ha generado respeto. No es fácil hablar con esa franqueza cuando el peso de toda una institución recae sobre tus hombros. Esta actitud dice mucho de Leonor.
En los últimos meses, ya eran muchos los que apuntaban a una evidente frialdad entre Felipe VI y Letizia. En los actos públicos no hay complicidad ni gestos espontáneos. Todo parece ensayado, medido y sin emoción. Letizia y Felipe comparten espacios, pero no vida. Algo que Leonor ha confirmado de manera indirecta.
Según relatan fuentes próximas a los cadetes, esta información ha llegado a sus hogares a través de llamadas, mensajes y encuentros familiares. Los guardamarinas confirman que, aunque no existe un divorcio oficial, ni comunicado formal, Leonor habla con naturalidad sobre la distancia que mantienen sus padres desde hace tiempo, respondiendo a sus compromisos en conjunto, pero haciendo vidas por separado en privado. No lo considera un escándalo.

Leonor quiere quitarle importancia
En Zarzuela se guarda silencio. Un anuncio de separación sería una crisis institucional de primer orden. Y suficientes problemas afectan ya a la imagen de la monarquía. El rey emérito sigue bajo la sombra de la controversia, y la figura de la reina Letizia tampoco goza del apoyo popular que tuvo en el pasado. Llegados a este punto, mantener la apariencia es una prioridad.
La heredera al trono, en cambio, ya no esconde lo que todos sospechan. Habla de ello sin tapujos, con una naturalidad total. Lejos de querer generar polémica, parece que lo que busca es simplemente vivir su realidad con normalidad, dejando entrever una mentalidad más abierta de lo habitual en círculos monárquicos.