La infanta Elena permanece a su lado, pero toda la familia está harta de Froilán. El hermano de Victoria Federica ya tiene 25 años, pero parece un adolescente en la edad del pavo. Continúa metiéndose en muchos problemas. Su máxima prioridad es la fiesta. De hecho, la semana pasada reapareció por España, siempre que Juan Carlos I vuelve, y tomó unas cervezas en un bar con unos amigos, pero más tarde se fueron a una discoteca. Les habilitaron el reservado VIP de la parte de arriba, pero un joven se percató de su presencia y quiso subir a ese reservado saltándose el control de seguridad. Ambos jóvenes acabaron enfrentados. El personal de seguridad tuvo que intervenir. Otro escándalo más. Cada vez que aparece por Madrid, los reyes tienen algún problema con él. Su madre ya le ha pedido que se controle o nunca podrá hacer que vuelva de forma permanente a casa.

Froilán ha sido un joven muy rebelde desde su infancia. Todavía se recuerda aquella patada que le dio a su primo Juan Urdangarin en la boda de Letizia y Felipe VI. Se ha escapado del control de la infanta Elena, pero es que prácticamente ha tenido que actuar sola, ya que a ese niño le ha faltado la figura paterna. En 2007, cuando tan solo era un niño, Jaime y Elena se divorciaron oficialmente. Desde entonces no han tenido mayor relación ni se ha preocupado mucho de la educación de sus dos hijos, solo de darles todos los caprichos y vicios del mundo.
Jaime de Marichalar no tiene relación con Froilán
Jaime de Marichalar y Froilán mantenían el contacto hasta que éste se marchó de Madrid para instalarse en Abu Dabi. El exduque de Lugo no le ha visitado ni una sola vez en todo este tiempo. El aristócrata no entiende cómo su hijo siempre acaba en el foco mediático por sus salidas nocturnas, él era mucho más discreto en su juventud, pero es algo muy común a esas edades.
A Jaime no le gusta la actitud de su hijo. Cree que a sus 25 años ya debería tener la cabeza mucho más amueblada. La separación de sus padres ya no es ninguna excusa porque han pasado casi dos décadas. Con Victoria Federica ha logrado encarrilar su vida por la pasión que les une a ambos con la moda. Sin embargo, padre e hijo no han encontrado nada que puedan compartir juntos. La distancia entre ellos es más que evidente. Marichalar siente vergüenza por Froilán, como si no fuese su hijo.
