Felipe VI y Letizia se cansaron de las fechorías de Froilán. Ya no es ningún adolescente al que se le puedan perdonar las cosas y sus actos tuvieron consecuencias. Hace dos años participó en una pelea con arma blanca a las puertas de una discoteca en el madrileño barrio de Salamanca el día de Navidad, mientras que un mes más tarde fue desalojado de un after ilegal con licencia de sauna que superaba el aforo permitido y en el que él llevaba cuatro días de fiesta ininterrumpidos. Además, en la habitación en la que estaba con unos amigos y amigas, la policía encontró sustancias estupefacientes. Los reyes pidieron a la infanta Elena que buscase una solución con urgencia o tomarían medidas drásticas, querían a Froilán fuera del foco mediático. Fue Juan Carlos I quien quitó otro problema a su hijo. Se ofreció para hacerse cargo de su nieto favorito. Le ofreció un trabajo como becario en una conocida petrolera por 7.500 euros mensuales, aunque ahora ya no trabaja, y un piso de 500 metros cuadrados con todas las comodidades.

Froilán y Juan Carlos I son uña y carne, siempre ha sido su nieto favorito, el primero, y estos dos años en Abu Dabi aún les han conectado aún más. Siempre se ha dicho que son tal para cual, como si fuesen padre e hijo, y es quien más está al corriente de la salud del exmonarca. Le ve cada día y sabe que está muy delicado. Le cuesta mucho moverse y le ha visto en silla de ruedas, algo que nunca quiere que se vea en España.
Máxima preocupación por el estado de salud de Juan Carlos I, no puede ni moverse
Como ya se ha dado a conocer, Juan Carlos I tiene serios problemas de movilidad, además de otros asuntos de salud, utiliza un marcapasos. El emérito padece una artrosis que avanza a un ritmo muy rápido y su pierna izquierda está prácticamente inmóvil. Se ha sometido a más de una decena de intervenciones en los últimos diez años, tanto de rodillas como de caderas. Incluso se ha atrevido con la medicina regenerativa basada en las células madre, pero la mejora ha sido muy leve en su caso. Los médicos ya le han comunicado el peor de los diagnósticos, pasará sus últimos años en una silla de ruedas, su peor pesadilla, algo que siempre ha querido evitar.
Froilán habló con la infanta Elena cuando vio a Juan Carlos romper a llorar en su habitación. Se siente muy solo y ni tan siquiera quiere salir de su casa ni recibir visitas. La familia está muy preocupada, aunque por ahora Felipe VI no piensa traerle de vuelta a España.
El hermano de Victoria Federica también ha hablado con su hermana y los Urdangarin y les ha comunicado como se encuentra ahora mismo el abuelo.
