Felipe VI y Letizia se cansaron del comportamiento de Froilán y pidieron a la infanta Elena que tomase una decisión con él para alejarle del foco mediático, ya que ellos no serían tan benevolentes. La paciencia de los reyes se agotó cuando el hermano de Victoria Federica participó en una pelea con arma blanca a las puertas de una conocida discoteca en el centro de Madrid la madrugada del día de Navidad, y un mes más tarde fue desalojado de un after ilegal con licencia de sauna que superaba el aforo permitido y en el que la policía encontró sustancias estupefacientes en la habitación del joven y sus amigos. Juan Carlos I fue quien propuso hacerse cargo de su nieto. Él siempre fue como un padre para Froilán. Le consiguió un trabajo como becario en una conocida petrolera por el que ingresaba 7.500 euros al mes y un piso de 500 metros cuadrados. Un año después su contrato terminó y se quedó sin trabajo.
Froilán no ha regresado a España de forma oficial, pero, como Juan Carlos I, pasa más tiempo en Madrid que en Abu Dabi. Sus viajes son constantes y se queda largas semanas. Aprovecha para ver a su familia y salir de fiesta con su grupo de amigos. Recientemente también protagonizó una fuerte discusión en el reservado VIP de una discoteca.
Juan Carlos I y Froilán son tal para cual. Los dos siempre están en el foco mediático, por este motivo Casa Real prefiere apartarles. El hermano de Victoria Federica está informado de primera mano sobre el estado de salud de su abuelo al pasar tiempo con él prácticamente todo el día. Es quien traslada el parte médico a la infanta Elena y por consecuente al resto.
Juan Carlos I preocupa a sus hijos y se habla de su regreso a España
El hijo de la infanta Elena sabe que su abuelo no está bien, tiene serios problemas de salud fruto de su avanzada edad y los graves problemas de movilidad que arrastra desde hace más de una década. Juan Carlos I sufre artrosis y la enfermedad ha avanzado demasiado, tanto que su pierna izquierda ya está prácticamente inmóvil. Los médicos le han comunicado que se quedará en una silla de ruedas porque los tratamientos de medicina regenerativa a los que se ha sometido no han funcionado. Para él eso es una pesadilla, pero lo que más preocupa a su familia es su cabeza. También ha tenido algunos olvidos y no quieren que le pase como a Irene de Grecia.
Según José Antonio Zarzalejos, Juan Carlos I sufriría “demencia senil”. "El libro da algunas exclusivas como el mal estado de salud mental del rey Juan Carlos, ¿padece demencia senil? Prefiero hablar de leve incapacidad cognitiva. Padece lapsus de memoria, más mediata que inmediata, y tiene mala relación con la realidad. Le impide hacer autoevaluaciones de sus conductas. Juan Carlos no tiene la percepción que sus conductas, que llevan a su expatriación, eran inaceptables e inapropiadas, y ya se verá si con consecuencias penales. Él se victimiza y se sitúa en una burbuja. No termina de entender qué le pasa".