Felipe VI no estaba muy por la labor de enamorarse y formar una familia. Era un joven muy apuesto, ojos azules, alto, cuerpo atlético y lo más importante príncipe, futuro rey de España. Juan Carlos I le presentó infinidad de mujeres, la mayoría de ellas pertenecientes a la realeza, pero el monarca tenía claro que no quería enamorarse de alguien por quien no sentía nada solo por emparentar dos instituciones. No sería un matrimonio feliz y no quería seguir los pasos de sus padres. Se le conocieron varias relaciones, todas ellas con plebeyas. Gigi Howard, Eva Sannum, Isabel Sartorius y por último Letizia, con quien finalmente se casó. El emérito echaba por tierra todas las relaciones de su hijo. Pedía al CNI que descubriesen el pasado más oscuro de todas ellas para filtrar la información a los medios de comunicación. La presión podía con ellas que no estaban acostumbradas y rompieron. Tanto Eva Sannum como Isabel Sartorius podrían haber sido las reinas de España, pero hubiese sido un escándalo, especialmente la última, ya que su madre coqueteaba con las drogas. “Mi madre me mandaba a comprar droga y yo iba. Habría hecho cualquier cosa por ella”.

Isabel Sartorius obligó a Felipe VI a tomar una decisión, o ella o sus padres y la corona, y finalmente se decantó por Juan Carlos I y la reina Sofía. Pocos meses después la reina Sofía recibió una llamada que podría haberlo cambiado todo.
Nora de Liechtenstein llamó a su amiga para comunicarle que Sartorius estaba embarazada. “Isabel está embarazada, tenemos un problema”, le habría dicho. “Perdona, vosotros tenéis un problema, nosotros no”, le respondió la emérita.
Hasta que no cumplió la mayoría de edad pensaba que era su hija
Mencía fue presentada como la presunta hija del actual rey. En ese tiempo, se decía que era alta, rubia y con un gran parecido al monarca. Llevaba el apellido de Javier Soto Fitz-James Stuart, conde de Montalvo y sobrino de la Duquesa de Alba. Javier mantenía una relación con Isabel en aquellos años y tenían planes de casarse, pero, de forma sospechosa, la boda se canceló apenas dos semanas antes de la fecha prevista. La niña fue criada como hija de una madre soltera y, al crecer y mostrar su rostro, surgió otra sorpresa: su parecido con Javier era evidente, lo que ponía en duda la versión de que su origen fuera realmente de sangre real.
Todos dudaron de que fuese una hija no reconocida de Felipe VI, pero no iban a hacerse las pruebas de paternidad. Cuando cumplió la mayoría de edad se supo toda la verdad. El rey dejó de creer que tenía tres hijas a solo dos, Leonor y Sofía, que nunca se enteraron de esta supuesta hija ilegítima de su padre.
