En la Zarzuela se respira tensión. Otra vez. El motivo no es político, ni institucional. Es personal. Y tiene un nombre propio: Laurence Debray. El rey Juan Carlos, cada vez más cansado del exili, ha encontrado en la escritora francesa un refugio. Ella es autora de su biografía y ahora prepara un libro aún más íntimo. Una obra que promete titulares. Y que ya ha provocado un choque directo entre padre e hijo.
El rey emérito Juan Carlos I está cansado de vivir en el exilio. Y en los últimos meses lo ha intentado todo. En busca de que Felipe se canse y ceda, el emérito ha encadenado una serie de acciones que irritan en Palacio. En todas estas acciones, Felipe ha reaccionado. Y ha puesto sobre aviso a su padre. Si no se está quieto, su posible vuelta se pospondrá indefinidamente.

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Pero no ha sido la única acción que ha realizado. También le pidió a Revilla que no avivara el fuego con declaraciones. Y también ha instado a sus hermanas a que no realicen más acciones con su padre que puedan generar polémica.
Quien también ha recibido la llamada del rey es Laurence Debray, autora de la biografía de Juan Carlos. Porque Felipe VI no fue informado de las memorias. No leyó borradores. No dio su visto bueno. Se enteró por la editorial Planeta. Y lo que encontró no le gustó nada. El texto habla de todo. De la Transición, de la abdicación, de las amistades peligrosas, de las cuentas en el extranjero, de Corinna Larsen. Nada queda fuera.
El emérito lo celebra. “Siento que me roban mi historia”, ha llegado a decir, convencido de que este libro es su última oportunidad de dejar su versión. Un legado incómodo, pero suyo. En la Casa Real, sin embargo, saltaron todas las alarmas. Se teme que la obra erosione aún más la imagen de la corona. Que reactive los viejos escándalos financieros. Que proyecte sombras sobre la monarquía en un momento delicado.
Primero se intentó la vía discreta. Mensajes, llamadas, gestiones diplomáticas. Pedir a Debray que frenara el lanzamiento. Ella no cedió. Se mostró firme, segura de que no traicionaría la confianza de quien le abrió su intimidad.

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Y entonces Felipe dio un paso inusual. Cogió el teléfono y habló directamente con ella. La frase fue clara, cortante: “Te aprovechas de un hombre mayor”. Con esas palabras quiso subrayar la fragilidad de su padre. El deterioro físico. Los rumores de un inicio de declive cognitivo. La vulnerabilidad emocional tras años de aislamiento.
Debray, lejos de intimidarse, respondió con calma. Para ella no hay manipulación, sino lealtad. Considera que el testimonio del emérito merece ser escuchado, sin filtros ni censura. Aunque duela. Aunque incomode. Mientras tanto, Juan Carlos sigue su particular pulso.
El resultado es un clima enrarecido. Un padre que se siente silenciado. Un hijo que intenta proteger la institución. Y en medio, una mujer que se ha convertido en detonante de un conflicto familiar e histórico.