El rey Felipe VI ha convocado a sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, para abordar una cuestión de gran importancia personal y simbólica: la última voluntad de su padre, el rey emérito Juan Carlos I. Según parece, don Juan Carlos habría manifestado su deseo de regresar a España en el tramo final de su vida y, llegado el momento, ser enterrado en el Monasterio de El Escorial, junto a otros miembros de la monarquía española. Un deseo que está cargado de significado histórico y familiar, pero que no está exento de complejidades.
Uno de los puntos clave en esta decisión sería su intención de pasar sus últimos días en el Palacio de la Zarzuela, la que fue su residencia durante más de cuarenta años. Esta petición, sin embargo, no depende únicamente de su voluntad personal. Se trata de un asunto que debe sopesarse cuidadosamente desde distintos ángulos: el familiar, el institucional y el político. Por eso, el rey Felipe habría decidido reunir a sus hermanas este verano, previsiblemente en el Palacio de Marivent, para escuchar sus opiniones y alcanzar una decisión compartida.
Un regreso que necesita consenso institucional
Aunque la última voluntad de don Juan Carlos es clara, su regreso definitivo a España ha sido un tema sensible desde que se trasladó a Abu Dabi en 2020. Desde entonces, sus visitas a territorio español han sido puntuales y con perfil bajo, siempre rodeadas de cierta controversia mediática y política. El Gobierno, por su parte, ha mantenido una postura de cautela. Si bien no se han cerrado en rotundo a un eventual retorno, existe reticencia a que ese regreso se convierta en un acto institucional con repercusiones públicas.

La idea del entierro en El Escorial se enmarca dentro del protocolo habitual para los miembros de la familia real, pero su presencia en Zarzuela sería un paso más delicado. Por ello, Felipe VI quiere escuchar a todos los implicados antes de tomar una decisión. La familia, el Ejecutivo y la Casa Real deberán encontrar un equilibrio entre el respeto a la voluntad personal del emérito y las circunstancias políticas actuales.
En cualquier caso, lo que está en juego va más allá de una simple decisión logística. Se trata de cerrar un capítulo histórico de la monarquía española con la mayor dignidad posible, y para ello, todas las partes quieren asegurarse de actuar con prudencia, unidad y sentido institucional.