La Corona se desintegra a ojos del mundo. Ya solo Leonor puede salvar este desastre. Las fotos casposas, truculentas y feas de Juan Carlos comiéndose a besos con una vedette en un picadero de Aravaca han causado incomodidad en todo el país. Son del año 1994, en pleno apogeo de su reinado, justo después de los JJ.OO. y la Expo que pusieron al rey como paradigma de la modernidad, Las fotos demuestran que la modernidad era un trampantojo, como casi todo en Juan Carlos. La relación adúltera del jefe del Estado ya estaba tan normalizada que incluso el establishment monárquico, Antena 3 de Planeta, produjo la teleserie Cristo y Rey que convertía la relación extramatrimonial entre el rey y Bárbara Rey en una historia de amor a cuatro bandas con Ángel Cristo y la reina Sofía de secundarios. El problema de las fotos es que son un símbolo de aquella España engañada por la Corona y avergonzada por un jefe de Estado corrupto hasta los cimientos, moral y económicamente. Y Felipe no puede pasar página.

Felipe con los tíos: la infanta Margarita y Carlos Zurita, EFE

Este jueves Felipe, en plena polémica por las fotos de su padre, fue a Soria por un acto oficial, donde tuvo ocasión de saludar a la última a Borbón que no ha protagonizado ningún escándalo, la inválida y ciega infanta Margarita, duquesa de Soria, siempre impecable con su marido Carlos Zurita y sus hijos. Felipe no puede mirar demasiado cerca entre los Borbones para estar satisfecho: su mujer, Letizia, tiene su propio escándalo de infidelidades con el excuñado Jaime del Burgo, que sigue silenciado pero su nombre la perseguirá siempre. Como a Juan Carlos le ha perseguido el nombre de Bárbara Rey durante 30 años. Letizia ya sabe que esta etiqueta la llevará siempre colgada a la espalda. Y las infantas Cristina y Elena se han negado a hacer el gesto de Felipe de renunciar a la herencia dos mil millonaria en negro del emérito. No hay trigo limpio, pero como dice Pilar Eyre, la Corona tapa una cosa con la siguiente y Felipe ha tomado nota. Hay que tapar las fotos con otras. Volviendo de Soria Felipe hizo parar a toda la comitiva para comer en un área de servicio de autovía, entre camioneros, cerca de Guadalajara, la 103.

Felipe en el Área 103, Instagram
Felipe entre la zona de Vènding y el Casino, Ig

Esta es la estrategia de Zarzuela, aparentar normalidad, aquí no ha pasado nada, hacer decir a sus lacayos en la prensa que eso del emérito no es noticia porque ya se sabía. Y hacerse el popular, el campechano, comiendo huevos fritos como el resto de camioneros, o una señora mayor que se sentaba cerca del monarca. Los dueños confiesan a Hola  "Hicieron una reserva por la mañana y el encargado nos dijo que pensaba que era para un político porque habían reservado también algunas mesas de alrededor para los escoltas. Yo estaba en la cafetería con mi sobrino y al verle llegar dijimos: '¡Pero si es el Rey!'". El menú de Felipe: "torreznos, pimientos de cristal a la plancha y una de las especialidades de la casa, el lechazo asado. De postre, fruta".  Muchos kiwis para digerir todo lo que está tragando.