El rey emérito Juan Carlos I lleva ya más de cinco años de exilio, desde que se trasladó a Abu Dabi en agosto de 2020. Tiene 87 años y su estado de salud preocupa. Padece una artrosis degenerativa severa. Algunas fuentes apuntan incluso a un incipiente deterioro cognitivo. Necesita asistencia médica permanente. La imagen de un monarca en declive físico y mental contrasta con el recuerdo de su papel en la Transición.
Felipe VI lo ve cada vez peor. Sabe que su padre atraviesa una etapa complicada y que el tiempo corre. En su entorno se habla de promesas: el emérito podría regresar a España si necesitaba una operación de alto riesgo o si afrontaba una enfermedad terminal. Aunque ninguna de estas circunstancias ha sido confirmada de manera oficial, lo cierto es que la salud del rey emérito se debilita. Y Felipe considera que mantenerlo aislado fuera del país puede ser un problema. Si muere o le pasa algo grave lejos de España, generaría un problema institucional y de imagen sin precedentes.

El rey emérito Juan Carlos I se acerca a España
En los últimos meses se había trasladado a Cascais, en Portugal. Una especie de paso intermedio para suavizar el regreso. Y ahora Felipe VI contempla dejarle dar el último paso de regreso. En cualquier caso, quiere una vuelta discreta. El problema no es solo médico. Es también político. Y ahí es donde el actual monarca mide cada movimiento.
El regreso del emérito sigue siendo un tema sensible. Juan Carlos I aún arrastra la sombra de sus escándalos financieros. Para muchos, su imagen está dañada de forma irreversible. Sin embargo, todavía hay sectores que lo reconocen como un símbolo de la Transición y como un pilar en la consolidación de la democracia. Felipe lo sabe. Y por eso busca el modo de minimizar el impacto.
Para ello, necesita apoyos políticos. Necesita generar un mínimo de consenso que le dé cobertura en una decisión. Sin respaldo, podría abrir una nueva crisis institucional. En este marco se entienden las reuniones con varios ex presidentes del Gobierno. Encuentros discretos, lejos de la atención mediática, pero con un objetivo muy concreto.

Felipe VI busca consenso para el regreso definitivo de su padre
Según reveló elcirredigital, el monarca se reunió con Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Cuatro figuras claves de la política española. Cuatro visiones distintas, pero todas con influencia. Las conversaciones no han sido fáciles. Cada uno mantiene su propia lectura sobre el papel del emérito. Aun así, ninguno ha mostrado una oposición frontal.
Felipe VI es consciente de que no puede dar el paso solo. El tiempo juega en su contra. Su padre está más débil que nunca. Y la ventana para un regreso controlado se estrecha. El rey busca apoyos, calcula riesgos y mide los tiempos. Todo para que el regreso de Juan Carlos I no sea un terremoto, sino un paso inevitable asumido por todos.