Después de unos días donde Felipe y Letizia han tenido cada uno de ellos, actos por separado, donde los hemos visto entregando becas u hojeando libros en la Feria del Libro de Madrid, ahora tocaba un acto institucional conjunto de la parejita. Si hace poco estuvieron en una localidad de Extremadura, ahora tocaba Palencia, para ir a visitar ni más ni menos que el que se considera el municipio más antiguo de España: Brañosera. Así lo especifica su 'Carta Puebla', que tiene fecha contrastada del año 824.

¿Y qué han hecho allí el Borbón y la asturiana?: lo que hacen en el 100% de los pueblos de España que visitan. Visitas a las autoridades, encajadas de manos, recepciones institucionales, paseíllo por las calles, saludos a tutiplén, sonrisa Profident, charlar un poquito por aquí y un poquito por allí, interesarse por las particularidades de los vecinos que les confiaban su día a día, y mucha banderita rojigualda ondeando al viento. Una de aquellas jornadas patrióticas que tanto les gusta a los monárquicos. Vecinos y vecinas que lo dejan estar todo cuando se enteran de que les visitarán sus majestades, no las de Oriente, sino las de Zarzuela. Pasaba con Juan Carlos y Sofía y pasa con Felipe y Letizia. Y cuando van con el pack al completo, con las niñas, ya ni te digo.

Estos días, sin embargo, los monarcas han estado solos en su visita al pueblo palentino. Como decimos, rodeados de gente enloquecida por la visita real. La gente les quiere tener bien de cerca, les quiere hacer fotos, les quiere tocar... y quiere que le firmen banderitas españolas, como si fueran una especie de actores o estrellas del rock. Y justamente en un momento del paseo y el baño de multitudes del rey Felipe ha tenido lugar una situación estrambótica. Una madre con su hija, saltándose a la torera el instituto para ir a ver a los reyes, que ya es de traca, se le ha acercado y, completamente convencida y hablando en serio, le ha pedido que firmara una de las banderitas para tener una especie de justificante para la joven de cara a faltar al centro, hacer pellas, y mostrarlo ante su falta de asistencia. Felipe alucina, no firma la rojigualda, pero no porque considere que esté mal hacer novillos, y le dice, con una de aquellas sonrisas cínicas, que "con ver la foto seguro que queda claro" que la chica no ha ido al instituto para irle a ver a él.

Mal ejemplo. No solo se niega a firmar la bandera, sino que lo que tendría que haber dicho es que hacer novillos no es precisamente lo que toca, ni que sea para ver el paripé borbónico.