A sus 64 años, Eva Nasarre vive alejada del foco mediático, pero su historia sigue generando interés por lo que representa: el viaje de una mujer que pasó de ser un icono televisivo en los años 80 a una voz firme en la lucha por los derechos de las personas dependientes. Desde su hogar en Tres Cantos (Madrid), lleva una vida discreta, marcada por la enfermedad y el compromiso social.
Nacida en Lérida en 1960, Eva alcanzó la fama nacional con tan solo 22 años, al ponerse al frente del mítico programa de aeróbic ‘Puesta a punto’, en TVE. Con su body, sus mallas y su energía desbordante, se convirtió en la instructora que logró poner a hacer ejercicio a toda España. En un país que apenas despertaba a la cultura del cuidado físico, Nasarre fue pionera y referente. El programa, inspirado en los espacios de Jane Fonda en Estados Unidos, alcanzó altos niveles de audiencia y marcó una época.

La vida de Eva Nasarre cambió de la noche a la mañana
Sin embargo, la popularidad fulgurante no fue eterna. Tras su paso por ‘En marcha’, otro espacio matinal centrado en el deporte, su figura se fue diluyendo hasta que desapareció por completo de los medios. A partir de ahí, su vida derivó hacia el trabajo social en Cataluña, y más tarde enfrentando una dura batalla personal.
En 1999, un diagnóstico inesperado cambió todo: artritis reumatoide grave, una enfermedad degenerativa e incapacitante. Desde entonces, pasó a necesitar una silla de ruedas para desplazarse. Lejos de rendirse, Eva encontró una nueva misión: convertirse en activista por los derechos de las personas con discapacidad y dependientes. Es portavoz de la Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia y ha sido reconocida con premios como el Ana Tutor 2015 por su compromiso social.

Cambió la vida mediática por la lucha por derechos sociales
En lo personal, su vida no ha sido sencilla. El divorcio con Chema Álvarez, con quien tuvo a su hijo Joan Marc, estuvo rodeado de acusaciones y conflictos familiares. Durante años, madre e hijo estuvieron distanciados, hasta que en 2012, gracias a una operación quirúrgica de él, retomaron el contacto. Hoy, Eva es también abuela, un rol que ha devuelto una cierta calma a su vida.
Actualmente, Nasarre sigue defendiendo una sociedad más justa, reclamando desde su municipio derechos básicos como una plaza de aparcamiento para personas con movilidad reducida. Su figura ya no ocupa portadas, pero su aportación social es mucho más importante.