Letizia tiene fotofobia. No aversión a la luz sino pánico que le saquen fotos porque sabe que un mal momento, una mueca o una caída suya, fotografiadas, pueden hundirle la imagen. Dice que es por eso que no acompañó a su marido a Baqueira, por miedo a ser fotografiada cayendo en la nieve. Sabe que solo una fotografía puede destruir su matrimonio. Le está a punto de pasar con la famosa foto de la pashmina en un WC. Jaime del Burgo hacía días que explicaba que había sido el amante de la reina pero no fue hasta que colgó la foto de la pashmina que 26 millones de personas vieron y se organizó el escándalo más imparable de todo el reinado de Felipe VI. Una foto en un lavabo, contigo empezó todo. Otra foto hundió al matrimonio de su cuñada, la infanta Cristina, que aguantó mil infidelidades de Iñaki Urdangarin, incluso las reveladas en e-mails del Instituto Nóos durante la instrucción, pero no fue hasta la foto con Ainhoa Armentia de la mano por Biarritz que se evidenció que era una cornuda y no soportó la vergüenza. Felipe puede tener el mismo final que Cristina, divorciarse para no aguantar la foto de la vergüenza. Letizia tiene pánico a los flashes.
Letizia es la persona más fotografiada de España, por eso su obsesión con la cirugía estética. No quiere parecer imperfecta, ni come en público para no salir con la boca llena, ni ríe con la boca abierta, ni bosteza, ni estornuda. Hierática para salir siempre con cara como de moneda de euro. Y por eso ha impedido siempre que se publiquen fotos donde salga perjudicada. Hasta el punto de perseguir a los paparazzis y humillarlos como revela un libro, Juan Carlos y Letizia: dos biografías paralelas, que acaba de publicar el periodista Joaquín Abad. Dedica un capítulo a la agresividad de los escoltas de Casa Real. Escribe "Felipe y Letizia estaban haciendo compras en un centro comercial y un paparazzi de la agencia de Antonio Montero les siguió. Les hizo algunas fotos y en unos minutos un escolta le abordó, pero el fotógrafo se negó a darle la tarjeta de la cámara digital".
El libro sigue: ""El policía volvió con otro agente que de forma violenta trasladó al paparazzi por el centro comercial abriendo puertas buscando un lugar apartado. Lo introdujo en un cuarto lleno de cables, lo desnudaron y le interrogaron durante 15 minutos sobre dónde había guardado la tarjeta. Le amenazaron diciendo que conocían a su familia y sabían dónde vivía. El fotógrafo, Paco Ginés, aguantó el acoso y no les dio la tarjeta. La habia tirado a un seto". Las fotos finalmente vieron la luz y eran realmente inocuas, no se veía a Letizia cleptómana robando en el centro comercial o bebiendo una cerveza. Ha habido fotos peores como las que publicó Hola comiendo pipas y tirando las cáscaras al suelo.
Letizia tiene pánico no a las fotografías sino que quede inmortalizado qué hace a escondidas. Alguien que escupe cáscaras de pipa al suelo rodeada de escoltas siendo la reina, o la princesa, es que todo se la sopla. Excepto que se sepa. Y Letizia sabe que existen fotos suyas peores que comiéndose unas pipas.