La formación militar de la princesa Leonor está durando más que un día sin pan. Y le queda un año entero, cuando todavía ni ha acabado el segundo año, destinado a su aprendizaje en alta mar. Después de formar parte de la academia de Zaragoza para aprender todo lo que tiene que aprender del ejército de tierra, este año tocaba la academia naval de Marín, en Galicia, y después, la travesía por el mar a bordo del buque-escuela Juan Sebastián Elcano durante medio año. Pero la cosa no ha acabado aquí, ya que después han llegado las prácticas en la fragata Blas de Lezo.

La heredera haciendo de soldadita española quizás alegra especialmente a su padre Felipe, a pesar de que seguro que a la reina Letizia no le hace demasiada gracia verla durante tres años vestida así y aprendiendo cosas sobre guerra y armas. Y quien también empieza a estar hasta el gorro de los ejercicios militares, de su formación, de las prácticas y de la sobre exposición pública son los escoltas que la acompañan. Y es que como decíamos, la cosa no se ha acabado aquí. Porque después de Zaragoza y Marín, la próxima temporada irá a parar a Murcia, concretamente a San Javier, sede de la Academia General del Aire y el Espacio. Después de hacer prácticas en tierra y agua, ahora toca aire. De esta manera, pronto veremos a la princesa hacer como su padre, un rey Felipe a quien le entusiasma cada vez que sube a bordo de una avioneta.

Felipe, en un avión militar Casa Real
Felipe, en un avión militar Casa Real

Un momento importante en su preparación como futura jefa de las fuerzas armadas, pero que de rebote, implica una derivada difícil de gestionar y que supone un reto, o incluso, un dolor de cabeza, por el dispositivo de seguridad que la rodea. Y ya están hasta las narices de todo ello. Tal como explican en Monarquía Confidencial fuentes próximas a palacio, "los agentes encargados de la escolta directa de la heredera están viviendo una situación límite, debido al agotamiento físico y mental, a las largas estancias fuera de casa, y una presión mediática constante que ha elevado las tensiones internas". Mal rollo provocado por un trabajo 24/7 que les tiene agotados física y mentalmente. No tienen ánimo para demasiado más e incluso se ha dicho la palabra "Están hartos". El entorno de los agentes, por este motivo, no descarta una rotación inminente del equipo de seguridad y que sean otros los que se coman el marrón en la localidad murciana donde Leonor seguirá con su formación.

Academia de San Javier
Academia de San Javier

"Aunque la seguridad de la heredera es una prioridad absoluta para el Estado, el nivel de exigencia al que ha sido sometido su equipo se ha intensificado desde su ingreso en la vida castrense". Explican que su día a día se ha convertido en un desafío constante con el fin de proteger a la heredera. Y tal como vaticinan, "lo que se avecina en San Javier, con un entorno menos controlado y nuevas rutinas en instalaciones abiertas, no hará sino multiplicar los riesgos y la presión". ¿Qué quieren hacer para no tener al límite a los escoltas? Están hablando de relevos parciales, una posible reorganización del operativo, con perfiles de experiencia aérea y conocimientos técnicos vinculados al nuevo entorno de formación: "Lo que no se puede permitir es que un fallo por fatiga o saturación comprometa la seguridad de la Princesa”, dicen fuentes consultadas en el mencionado medio.

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Leonor GTRES

La misma Casa Real está valorando ajustar protocolos de visibilidad pública de Leonor durante sus meses en Murcia: "En este contexto, la rotación del equipo de escoltas no solo es una opción: se trata de una necesidad operativa. Con Leonor avanzando en su preparación militar y cada vez más expuesta al foco público, el sistema que la protege debe adaptarse al mismo ritmo".