El fotógrafo Antonio Montero, conocido por su extensa trayectoria en el mundo del paparazzi en España, ha relatado recientemente una anécdota que lo involucró directamente con la reina Letizia durante unas vacaciones en Mallorca. Según su propio testimonio, fue interceptado por la seguridad de la Casa Real tras intentar captar imágenes privadas de la reina en traje de baño.
Montero ha explicado que, en aquel momento, su objetivo era obtener una de las imágenes más buscadas por las revistas del corazón: una fotografía de Letizia en bikini. Con ese fin, preparó un operativo bastante elaborado. Se desplazó hasta la isla con su equipo fotográfico, que incluía aletas y una cámara acuática, y se aproximó al entorno donde se encontraba la reina utilizando técnicas de ocultamiento.
Durante su intento, Montero se ocultó en un barco y aprovechó un momento de distracción para lanzarse al agua con su cámara. Desde allí, nadó hasta una zona cercana a la isla de Cabrera, donde esperaba capturar las imágenes desde una posición discreta. Al llegar a tierra, encontró una zona elevada y difícil de acceder, donde escondió parte de su equipo. Para evitar llamar la atención, incluso se despojó del bañador y se quedó completamente desnudo, según su relato.

Sin embargo, su plan no tuvo el resultado esperado. Una embarcación de escoltas de la Casa Real detectó su presencia en las rocas, y al ver a alguien tendido y sin moverse, llegaron a preguntarse si estaba inconsciente. El propio Montero fingió estar desvanecido para evitar ser identificado, pero fue reconocido poco después.
Adiós a las fotos de Letizia en bikini
Tras confirmar su identidad, los agentes le pidieron que entregara la cámara y procedieron, con el ‘ok’ del equipo de escoltas de Letizia, a borrar las imágenes captadas. Montero fue conducido a una embarcación de la Guardia Civil y posteriormente liberado. Según su relato, no se presentaron cargos formales, aunque su equipo fue inspeccionado y se le impidió conservar el material gráfico obtenido.
Este episodio refleja el nivel de protección que rodea a la familia real, especialmente en momentos de descanso y fuera del marco oficial. La Casa Real ha mantenido históricamente una política estricta de defensa de la privacidad de sus miembros, especialmente en lo que respecta a su vida personal y familiar.
La actuación de los escoltas se produjo de forma rápida y eficaz, evitando que las imágenes llegaran a ser difundidas. Este tipo de medidas no son excepcionales cuando se trata de proteger la intimidad de la reina y el resto de la familia real, especialmente en contextos como vacaciones o escapadas privadas.
Montero ha relatado la experiencia como una más de sus vivencias profesionales, aunque admite que fue una de las situaciones más tensas que ha vivido en su carrera como fotógrafo.