La madrugada del miércoles al jueves se vivieron momentos de tensión en torno al rey emérito Juan Carlos I. Según fuentes cercanas, el monarca sufrió un episodio de indisposición mientras se encontraba en Ginebra, donde pasa unos días fuera de la agenda oficial.

Todo ocurrió tras una cena privada. Juan Carlos I se sintió mareado y con bajada de tensión. La reacción fue inmediata: su equipo de seguridad y su médico de confianza acudieron al instante. El emérito fue trasladado a su domicilio en la ciudad suiza para recibir atención médica inmediata.

Juan Carlos I
Juan Carlos I

Juan Carlos I da el susto durante la cena

Los primeros reportes indicaron que el incidente pudo haber sido causado por un resbalón o pequeña caída, aunque las fuentes insisten en que no hubo heridas graves. Solo se registraron algunas magulladuras, sin riesgo mayor para su salud general.

La escolta actuó con rapidez. Mantuvieron la confidencialidad mientras aseguraban la integridad del monarca. Se trata de un procedimiento habitual en casos donde la edad avanzada y la condición física requieren precaución extrema.

La salud de Juan Carlos I es cada vez más preocupante

Pocas horas después, el médico de confianza realizó un examen completo en el domicilio. Los resultados fueron tranquilizadores: no se detectaron problemas graves. La presión arterial, el ritmo cardíaco y otros parámetros vitales estaban dentro de lo normal. Las fuentes cercanas aseguran que Juan Carlos I pasó la noche en reposo, acompañado por su equipo de seguridad y médicos, siguiendo las recomendaciones profesionales. El episodio ha terminado con Juan Carlos I recuperándose en su residencia, mientras su equipo mantiene vigilancia constante.

Juan Carlos en Ginebra / Gtres
Juan Carlos en Ginebra / Gtres

Este episodio pone de nuevo sobre la mesa la vulnerabilidad del emérito. La escolta y el personal médico han reforzado las medidas de seguridad y cuidado en los últimos años. La salud del rey emérito sigue siendo un asunto de máxima prioridad para su entorno cercano y la Casa Real. Y la realidad es que empeora cada día que pasa.