La Reina Sofía atraviesa uno de los años más difíciles de su vida durante su estancia en Marivent. Para ella, Palma de Mallorca ha sido tradicionalmente un refugio veraniego, un lugar donde encontraba la serenidad y la calma que tanto necesitaba, lejos del agitado entorno burocrático de Zarzuela y del dolor provocado por las infidelidades de Juan Carlos I. Este rincón en la isla le ofrecía un respiro de la presión constante de la vida pública y de los escándalos que rodearon su matrimonio. Sin embargo, este año, todo se ha tornado más oscuro y solitario para ella.
A lo largo de los años, la Reina Sofía ha contado siempre con la compañía de su hermana, Irene de Grecia, quien ha sido una presencia constante en su vida. No obstante, el estado de salud de Irene ha empeorado significativamente. La princesa, quien padece Alzheimer, ha mostrado un evidente deterioro en su última aparición pública. Por primera vez, se la vio en silla de ruedas, con el rostro notablemente desmejorado y una mirada que revelaba su desconexión con la realidad. Apenas conserva algunos destellos de lucidez en momentos esporádicos, lo que ha aumentado la preocupación por su bienestar.

La Reina Sofía ha enfrentado pérdidas devastadoras en el último año. La muerte de su hermano, Constantino de Grecia, fue un golpe especialmente duro, ya que se trató de una partida repentina y dolorosa. A esto se suma la enfermedad de Irene, que ha dejado a Sofía con la sensación de haber perdido a su hermana, a pesar de que físicamente todavía está presente. Esta doble pérdida ha marcado profundamente su ánimo y ha acentuado su sentimiento de soledad.
La reina Sofía, cada año más sola, quiere abandonar Marivent
Además de estas tragedias personales, la Reina Sofía se siente cada vez más aislada y abandonada por su propia familia. Aunque Letizia y Felipe pasaron parte de sus vacaciones en Palma de Mallorca con sus hijas, Leonor y Sofía, su estancia fue breve y su interacción con la Reina emérita casi inexistente. Los encuentros familiares se han vuelto cada vez más esporádicos y distantes. De hecho, un encuentro fugaz con la infanta Cristina provocó un momento de gran tensión, evidenciando las fracturas dentro de la familia. Hace ya una década que no se realiza una fotografía conjunta en las escaleras del palacio de Marivent, una tradición que antes era habitual.
Con el paso de los días, la salud de la Reina Sofía también se ha visto deteriorada. Los problemas de movilidad, las caídas y los episodios de confusión son cada vez más frecuentes, lo que ha generado alarma entre quienes la rodean. La sensación de que su tiempo se está agotando se hace cada vez más evidente para ella.
En este contexto, es posible que sus hijas, acompañadas de algunos de sus nietos, decidan visitarla en Marivent a finales de agosto, en un intento de brindarle algo de compañía antes de regresar a Zarzuela. Es probable que este verano en Palma de Mallorca sea el último para la Reina Sofía, un lugar que, a pesar de haberle brindado tantos momentos de paz, ahora se convierte en el escenario de su soledad.
