La Familia Real son varias familias: la troncal (Felipe, Letizia, las dos hijas y la emérita), los expulsados (Juan Carlos, las infantas y sus seis hijos), los Ortiz-Rocasolano (parientes consanguíneos de la futura reina Leonor) y los ex, los divorciados, hasta ahora dos: la familia Marichalar y la familia Urdangarin. Elena sigue siendo duquesa de Lugo aunque nadie la conoce así, pero su exmarido Jaime ha perdido el título y el foco. Deambula por el barrio de Salamanca sin oficio ni beneficio, como un fantasma. Este mal destino es el que espera a Iñaki Urdangarin: deambular. Los yernos, los exmaridos de las royal, no saben reinventarse. Iñaki acaba de llegar al destino final: divorciado en diciembre, con la condena completada por el caso Noos este abril y sin escolta oficial desde hace pocos días. Por eso anuncia en portada de revista rosa que quiere ser un hombre anónimo.
El problema de Urdangarin es que ha pasado de cobrar 3 millones de euros de Telefónica con un alto cargo en Washington enchufado por Juan Carlos a una cifra en torno a 4 mil euros mensuales de pensión de divorcio que le pasa Cristina a cambio de su silencio. Susanna Griso reveló que Antena 3 le ofreció un trabajo: ser concursante del reality de famosos El desafío, el mismo donde está concursando su sobrina Victoria Federica Marichalar. Griso explica: : "Lo que sí sé es que estaba dispuesto a ir a un programa de televisión muy blanco de esta casa y no había mucho interés en su entorno de que tuviese una vida pública. Lo tantearon y él no lo veía mal".El programa revela que era El desafío, donde famosos hacen pruebas viernes la noche en manos de la productora de Pablo Motos.
El problema de Iñaki no es solo económico, el tren de vida como marido de la infanta era de multimillonario, sino también de salud. Los cuatro hijos son adultos, algunos le reprochan más las infidelidades a su madre que el paso por la prisión por robar, y su pareja Ainhoa Armenta hace de administrativa en un polígono industrial. Iñaki no ha encontrado trabajo en ningún sitio, ni en el Barça ni en la TV. así que está resintiéndose de salud como su entorno revela a Vanitatis: " “Iñaki está roto, los nervios le comen por dentro. Nunca imaginó que le pasaría lo que le está pasando, incluso pensó en elaborar vinos". El Barça solo le dejó asesorar a distancia a algún jugador de segunda, Iñaki era coach a escondidas y acabó fuera del club, que no deseó unir su nombre al del exduque de Palma. Ni vinos, ni Barça.
Iñaki está psicológicamente al límite:“Habla tan nervioso que saliva y casi escupe, se le entrecortan las palabras, respira fuerte y se pone hasta rojo. Alterado, nervioso, mucho más delgado, incluso marca las facciones faciales. Sus allegados matizan que no es el deporte, su ánimo está bajo, va al límite, la falta de trabajo le está dejando huella, se ha roto”. Es el horror vacui después de pasarlo todo, el trauma de no tener ningún objetivo: los hijos mayores, las cuentas con la justicia pasadas y el vínculo con la corona nulo. La pareja trabaja y él se aburre con 4 mil euros mensuales. Poca cosa para alguien que lo tenía todo pagado. Iñaki ha pagado caro trepar hasta la cima y hacer ver que eso no tendría obligaciones, como mantener las formas en la pareja y en los negocios. Robó y fue infiel. Hace mala cara, está comido por dentro. Ahora escupe cuando habla. Tiene 56 años y es como si tuviera 66. La Corona escupe a sus ex-miembros, expulsados del paraíso. Sin piedad.