Vivimos en unos tiempos donde, con respecto al mundo del fútbol, hay cámaras por todas partes. Entre las retransmisiones deportivas con mil objetivos y cámaras, entre el VAR, con diferentes puntos de vista de una jugada, entre la previa y entre el post, es un no parar. Qué diferencia con algunas décadas atrás cuando había partidos donde no había ninguna. Ahora se ve todo. Los jugadores no pueden hacer lo que les da la gana encima del césped porque corren el riesgo probable de que les vean y el árbitro actúe en consecuencia. Tampoco pueden decir alegremente lo que piensan. De hecho, una imagen que se repite en cada partido es la de ver jugadores y entrenadores hablando poniéndose una mano delante de la boca para que no les lean los labios. Hay cámaras durante la retransmisión de los partidos... y antes y después, en vestuarios. Que se lo digan, si no, a Martin Braithwaite.

El delantero del RCD Espanyol, máximo goleador de la liga de Segunda, LaLiga Hypermotion, sigue disputando con el conjunto blanquiazul los partidos que quedan con el objetivo de volver a Primera. De momento, los periquitos están en posiciones de playoff de ascenso, y esta tarde de domingo están jugando un partido trascendental en casa, en Cornellà, contra otro de los aspirantes, el Sporting de Gijón. Un partido donde el jugador danés ocupa, como cada partido, la punta de ataque de su equipo. Antes del duelo contra los asturianos, los jugadores blanquiazules se estaban preparando en su vestuario, poniéndose las botas, espinilleras, camiseta y pantalones después de hacer el calentamiento. Una previa que las cámaras de Movistar+ han grabado... incluso, dentro del vestuario espanyolista.

Mientras los jugadores se preparaban antes del partido, en la previa, las cámaras de la cadena mostraban qué pasaba allí dentro. Y lo que pasaba es lo que pasa en todos los vestuarios del mundo: que los futbolistas se estaban cambiando, quitándose y poniéndose roba. ¿Y qué ha pasado? Lo que tenía que pasar. Que Braithwaite, sin saber que había cámaras, de espaldas, se ha sacado los calzoncillos y se le ha visto hvordan Gud bragte ham til verden, que en danés significa como Dios lo trajo al mundo. En pelota picada, todo el culo a la vista. Al verlo, los espectadores se han escandalizado. No por las nalgas de Braithwaite, como las de casi todo el mundo, sino por el hecho en sí, que haya cámaras indiscretas en un vestuario:

Estamos de acuerdo con estos usuarios. Que muestren todo lo que tienen que mostrar encima del césped. En vestuarios, no hace falta.