En la Familia Real española hay un elefante en el salón. No es una metáfora de la cacería de Botsuana que supuso el final del reinado de Juan Carlos sino un escándalo descomunal del cual todo el mundo hace ver que no existe: la herencia milmillonaria del emérito a la cual renunció Felipe para salvar su Corona. Cuando Corinna filtró a los medios britànicos, los españoles callaban, que el rey viejo tiene una fortuna en dinero negro en paraísos fiscales surgida de comisiones ilegales, Felipe decidió dar dos pasos: obligar Ja uan Carlos a abandonar España y renunciar a estos millones provenientes del fraude. Lo que nadie explica, solo Pilar Eyre y EN Blau, es que eso solo tiene una consecuencia: más dinero para las otras dos hijas Cristina y Elena. Ninguna de las infantas ha hecho el gesto de renunciar a unos millones ilegales porque los consideran suyos. Por eso Cristina vive en Suiza y Froilán en los Emiratos, para que puedan heredar sin pasar por Hacienda. Las hermanas se hacen las dignas pero son cómplices y beneficiarias del fraude cometido por Juan Carlos. Ahora, sin embargo, las hermanas discrepan cómo afrontar los últimos años del emérito.
Pilar Eyre ha revelado a El programa de AR que solo la infanta Cristina se ha enfrentado a su padre por el último delirio de Juan Carlos: denunciar a Miguel Ángel Revilla a los tribunales por decir lo que Felipe reconoció en el comunicado de 2020, lo que disimuló al inicio de la pandemia: que los millones de su padre son ilegales. La estrategia de Zarzuela fue perfecto: hacer el comunicado coincidiendo con el inicio de la pandemia para que los diarios no hablaran. Y así salvar a las infantas, que serán las más ricas del país porque nadie presta atención lo que heredarán. Cristina es más lista que Elena, no hay que ser muy perspicaz para saberlo, y según Eyre es la hija pequeña la que ha advertido a Juan Carlos que la demanda contra Revilla solo hará mala publicidad para la Corona. Si un juez pide Revilla que demuestre el fraude de Juan Carlos, por|para el juicio desfilarán todos los implicados. Como dice Pilar Eyre: "Que llame de testigo al rey Felipe, que fue quien reconoció el fraude de su padre". Cristina todavía toca y sabe que la demanda de su padre solo lo perjudica. En cambio Elena es quien da apoyo a Juan Carlos también contra Revilla, cegada por su prepotencia, soberbia, ignorancia y sensación de intocable.
Así se expresaba Eyre en Telecinco: "En Zarzuela no hace ninguna gracia esa demanda contra Revilla, lo que pasa es que los puentes están rotos desde hace mucho tiempo. Tampoco el emérito les haría caso porque cree que la Casa Real debería haberle defendido desde hace tiempo. La que sé que está en desacuerdo con esta demanda es la Infanta Cristina, que es la que creo que tiene más cabeza de la familia, y le desaconsejó meterse en esto porque la publicidad no era buena. Pero la infanta Elena sí que apoya a su padre. Pero tengo que decir que Juan Carlos no hace caso a sus hijas porque es un machista y no tienen no voz ni voto en sus decisiones". Juan Carlos morirá solo, en el exilio y humillado en los tribunales. Un epitafio digno de su reinado.