La princesa Leonor ha regresado a la Escuela del Aire de San Javier tras su paso por el Desfile de las Fuerzas Armadas del 12 de octubre, pero su vuelta no ha sido precisamente triunfal. Según fuentes internas del centro militar, la hija de Felipe VI y Letizia está atravesando una etapa física y emocional delicada: sus compañeros aseguran que no entrena con regularidad, no tiene condición física y se queda atrás en casi todas las prácticas.
La futura reina de España, que debería destacar por su disciplina y fortaleza, parece estar viviendo el lado más duro de una formación militar que, para muchos, se ha convertido en una carga más que en una vocación. Y aunque la Zarzuela mantiene silencio absoluto, dentro de San Javier las voces críticas comienzan a multiplicarse.

Leonor, desbordada por el entrenamiento: “Se ahoga y no puede seguir el ritmo”
Los testimonios que circulan dentro de la base aérea son preocupantes. Fuentes cercanas a los cadetes aseguran que Leonor se agota con facilidad, se ahoga durante las rutinas y en más de una ocasión ha necesitado asistencia médica. Su falta de resistencia física habría obligado a los instructores a modificar los programas y adaptar los entrenamientos para ella, algo que no ha pasado desapercibido entre sus compañeros.
“Se nota que lo pasa mal, pero también que no está preparada para esto”, comentan fuentes próximas al entorno militar. En la Escuela del Aire, donde la exigencia es máxima y el nivel de competitividad brutal, la princesa se queda muy por detrás del resto. Su escaso interés por el ejercicio y su ausencia en varias sesiones prácticas han encendido las alarmas sobre su verdadero compromiso con la formación castrense.
Críticas internas y una formación ‘a medida’ para la heredera
No es un secreto que el recorrido militar de Leonor ha sido diseñado a su medida. En apenas tres años ha pasado por los tres ejércitos —Tierra, Mar y Aire— para cumplir con los requisitos simbólicos que la convertirán, en el futuro, en la capitana general de las Fuerzas Armadas. Pero detrás de ese impecable guion institucional, se esconde un malestar que crece con el paso de los días.

Los cadetes con los que han compartido instrucción con ella, tanto en la Academia Militar de Zaragoza, donde ingresó en el curso académico 2023-2024, como en la Escuela Naval de Marín, a la que se incorporó para el curso académico 2024-2025 (incluyendo un embarque en el buque escuela Juan Sebastián Elcano), y ahora en la Academia General del Aire, no comprenden por qué a la princesa se le permite entrenar menos o participar de forma limitada en ejercicios de combate o vuelo. Mientras los demás se enfrentan a maniobras extenuantes al pilotar un Pilatus C-21, Leonor entrena con simuladores y realiza vuelos supervisados por su instructora, evitando cualquier situación de riesgo o fatiga extrema. “Todo está pensado para protegerla, pero eso genera distancias”, revelan fuentes internas.
Según se comenta en los pasillos de la academia, Leonor solo piensa en terminar la formación militar y comenzar su etapa universitaria en Madrid, donde le espera un ambiente mucho más relajado y acorde con su personalidad. Su relación con el entrenamiento físico sigue siendo tensa, y varios compañeros admiten que su moral está por los suelos.