Desde antes de convertirse en esposo de Meghan Markle, el príncipe Harry ya había dejado en claro que no todo era armonía con la familia de su prometida. Pero fue una frase, dicha casi con ligereza en una entrevista televisiva, la que habría provocado una ruptura irreversible con los Markle. Una frase que, hasta el día de hoy, sigue resonando en los pasillos de los tabloides y en las reuniones familiares a las que él nunca fue invitado.

Durante una entrevista para la BBC previa a la boda real, al ser consultado sobre las tradiciones familiares que le mostraría a Meghan, Harry respondió con una afirmación contundente: “Tenemos una de las familias más grandes que conozco, y bueno, todas las familias son complejas. Ella (Meghan) está entrando allí, y supongo que es la familia que nunca tuvo”. Una declaración que, lejos de ser inofensiva, cayó como una bomba atómica en la ya delicada relación con los Markle. Desde entonces, la relación entre el príncipe y su familia política se volvió extremadamente tensa.

El príncipe Harry y los Markle: una relación rota antes de comenzar

Las palabras de Harry no solo generaron incomodidad, sino que fueron percibidas como un desprecio directo hacia el padre y los medios hermanos de Meghan. El distanciamiento quedó plasmado con absoluta claridad el día de la boda real. Mientras Doria Ragland, la madre de Meghan, ocupaba su sitio entre los invitados más cercanos en la capilla de St. George, el resto de la familia Markle fue literalmente borrada del mapa. Ni una silla reservada, ni una mención, ni un gesto, dejando en evidencia una fractura previa al “sí, acepto”. No fue casualidad. Para muchos observadores reales, el mensaje de Harry fue más que una torpeza verbal: fue un ataque velado a la familia de Meghan, a la que nunca terminó de aceptar. De hecho, según fuentes cercanas, las tensiones eran tan marcadas que ni siquiera se planteó la posibilidad de una reconciliación previa a la boda. La ruptura era total y absoluta.

Samantha Markle no se quedó callada: la réplica que incomodó a los Sussex

La respuesta no tardó en llegar, y vino cargada de escándalo. Samantha Markle, media hermana de Meghan, decidió poner los puntos sobre las íes y respondió con dureza a través de los medios británicos, asegurando que Meghan “tiene una familia numerosa que siempre estuvo con ella y para ella”. En declaraciones recogidas por The Mirror, Samantha fue directa: “Nuestro hogar era muy normal, y cuando papá y Doria se divorciaron, todos hicimos que fuera como si tuviera dos casas. Nadie se distanció, simplemente ella estaba demasiado ocupada”.

Ahora bien, algunos analistas de la realeza sugieren que el comentario de Harry podría haber sido parte de una estrategia para proteger a Meghan del constante acoso mediático que sufrió su familia tras anunciarse el compromiso. Otros, sin embargo, apuntan a un patrón más preocupante: el deseo de Harry de aislarse de cualquier vínculo que no encaje en la narrativa de víctima que han cultivado públicamente. Sea como fuere, lo cierto es que aquella frase pronunciada ante cámaras, “la familia que nunca tuvo”, se convirtió en una sentencia definitiva. Una sentencia que no solo selló la exclusión de los Markle de la vida pública de Meghan, sino que también consolidó el cerco que los Sussex han construido a su alrededor.