Letizia es una mujer muy calculadora y controladora, siempre ha querido tener la situación bajo su control y este es el motivo principal por el que a veces algunas personas acaban muy harta de ella. La reina se tomó una semana de descanso, tuvo que cancelar algunos de sus actos programados para la semana pasada debido al apagón y, como el día 1 era festivo, se tomó un merecido puente. Pero todo tenía un motivo muy especial. El viernes la reina viajaba hasta Panamá, y en esta ocasión no era ningún viaje de Estado, sino privado. Por fin, la monarca iba a reencontrarse con su hija, después de semanas de insistencia y constantes negativas de Felipe VI. La madre de la infanta Sofía quería abrazarla y hablar con ella sobre los acontecimientos a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano y fuera de él, ya que la joven se ha enfrentado a la presión mediática.
Quedará una imagen para el recuerdo. Letizia esperaba en puerto con el resto de madres a la llegada del buque escuela en un día que amenazaba lluvia. Leonor bajó y corrió a abrazarse rápidamente a la reina. Compartieron la mañana juntas, pero por la tarde sus caminos se separaban durante unas horas porque tanto Letizia como Leonor debían prepararse para la cena de gala que se organizó en la cubierta del buque escuela.
Letizia exigió un trato especial, Leonor avergonzada
Letizia quiso ser de nuevo una de las grandes protagonistas del acto, aunque en este caso no debía ser así, todas las madres recibían el mismo trato y eran igual de importantes, en ningún momento fue una visita oficial ni considerada de esta forma. No obstante, la reina obligó a todos a que le hiciesen la reverencia y la tratasen como ordenaba el protocolo. Para ella estaba por encima del resto, algo que causó mucha vergüenza a la princesa, pero sabía que sucedería, estaba más que preparada, conoce demasiado a su madre.
En aquel momento perdió toda la cercanía que se vio en las imágenes con el resto de madres. Apareció con un total look al rojo, uno de los más favorecedores y vistosos, no dejó que nadie fuese con el mismo color, el resto de madres mucho más discretas, aunque hay una que se atrevió a resaltar con el amarillo y recibió una amonestación.
El comandante de Elcano se llevó una desilusión con Letizia, acabó harto por las continuas faltas de respeto al resto de altos cargos, incluso a los compañeros de su hija. Para ella solo existía Leonor y nadie más, como si el resto estuviesen por ella.
