La relación entre el rey Felipe VI y su padre, el rey emérito Juan Carlos I, ha sido muy tensa desde que abdicó hace ahora más de 10 años. Y empeoró tras la decisión de enviarlo al exilio en Abu Dabi. Juan Carlos nunca lo aceptó. Cree que fue una maniobra orquestada por Letizia, pero lo que más le duele es que Felipe no lo defendiera.
Mientras el rey intenta proteger el futuro de la Corona, Juan Carlos sigue buscando su retorno a España. A sus ojos, se le ha apartado injustamente. Su deseo: pasar sus últimos años en su país. Pero Felipe ha puesto límites. Solo permitiría su vuelta en caso de emergencia médica o enfermedad terminal.

Juan Carlos I prepara su mudanza a Portugal
Sin embargo, el emérito ha encontrado otra vía: Portugal. Su plan es establecerse en Cascais, a poca distancia de la frontera. Desde allí, podría moverse con libertad. Zarzuela y Felipe han tenido que aceptar esta opción. No por gusto, sino por lo que hay detrás.
Juan Carlos está usando su acuerdo con Urdangarin, una especie de alianza de silencio. El ex duque de Palma, condenado por corrupción y divorciado de la infanta Cristina, estaría recibiendo un apoyo económico directo del emérito. Hablamos de un pago de dos millones de euros, más una pensión anual que oscilaría entre los 25.000 y 50.000 euros., según reveló el periodista Juan Luis Galiacho.
Juan Carlos I usa a Iñaki Urdangarin como medida de presión
Unos pagos que tienen un objetivo claro: el silencio de Iñaki. Y es que el ex jugador de balonmano no es un personaje cualquiera. Ha estado dentro. Ha visto, ha oído y, hasta ahora, ha callado. Pero ojo, podría hablar. Lo que sabe no se limita a su historia con Cristina. Podría afectar directamente a Felipe y Letizia, desde detalles íntimos hasta información sensible de Estado.

En este escenario, Juan Carlos ha puesto sobre la mesa una amenaza. Si se rompe el acuerdo con Juan Carlos, el contenido podría transformarse en un testimonio demoledor. Y el emérito sería capaz de romperlo si no le dejan acercarse a España. En otras palabras, el emérito está usando a Iñaki como una herramienta de presión. Su objetivo es condicionar a Felipe para lograr su regreso. Y si no obtiene lo que quiere, podría desatarse una crisis histórica.
Para más inri, Urdangarin está escribiendo un libro. Según él, será un relato de superación personal, basado en su paso por la cárcel. Pero Juan Carlos advierte que si levanta el teléfono, podría provocar un cambio de rumbo.