Felipe VI tuvo que tomar la decisión más complicada de su vida, Juan Carlos I tuvo que exiliarse en los Emiratos Árabes hace cinco años para salvar a la corona, que en aquel momento pendía de un hilo por sus polémicas. Aunque no era su deseo, no le quedó más remedio. Para él fue toda una humillación pública. Pactó su salida con su hijo. En los últimos años, las tensiones entre padre e hijo han sido más que evidentes hasta el punto de ser una situación insostenible. El emérito desea instalarse de nuevo en España, cree que ya ha cumplido con su castigo, mientras que el monarca o le permite volver, nunca más.

Juan Carlos y Felipe
Juan Carlos y Felipe

El motivo que precipitó aquella marcha fueron las informaciones que apuntaban a que el rey emérito había recibido importantes comisiones ilegales durante su reinado y que ese dinero estaba oculto en cuentas opacas. El escándalo creció aún más cuando se reveló que Felipe VI figuraba como beneficiario de una fundación relacionada con esos fondos. La reacción del actual monarca fue inmediata: renunció a cualquier herencia vinculada a recursos irregulares y retiró la asignación económica a su padre.

Tal y como recuerda José Antonio Zarzalejos en El Confidencial, el propio Juan Carlos impuso dos condiciones para abandonar España: escoger personalmente el país de destino y decidir cómo y cuándo se haría público su paradero. Finalmente, la Casa del Rey difundió una nota oficial dos semanas después de su partida. A cambio, el emérito aceptó no volver a residir en palacios ni edificios oficiales y limitar sus visitas a España a estancias puntuales y discretas.

Las infantas Elena y Cristina han motivado la publicación de las memorias de Juan Carlos I 

Ese compromiso de discreción, sin embargo, parece haberse quebrado. El próximo 12 de noviembre está prevista la publicación de sus memorias, tituladas Reconciliación, un lanzamiento que inquieta en la Casa Real. Según apunta Zarzalejos, el libro incluiría un capítulo especialmente duro contra Felipe y la reina Letizia. Además, la fecha elegida no es casual: coincide tanto con el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco como con un nuevo aniversario de la proclamación de Felipe VI.

En Zarzuela preocupa no solo el contenido de esas memorias —que en algunos pasajes podrían resultar incómodas para la actual familia real—, sino también el simbolismo de la fecha escogida. Se percibe que el emérito está actuando de manera autónoma, sin tener en cuenta las implicaciones institucionales, y que se ha convertido en un personaje difícil de controlar.

También genera inquietud el círculo de amistades que acompaña hoy a Juan Carlos en Abu Dabi. Entre ellos, destaca la figura de Abdul Rahman El Assir y su familia, cuya influencia, según fuentes próximas a la institución, no estaría favoreciendo la imagen de la monarquía. Por el contrario, se teme que las recomendaciones que recibe del entorno en el que se mueve estén incrementando los riesgos para la estabilidad de la Corona.

En este contexto, la Casa Real sigue de cerca los movimientos del emérito, consciente de que los próximos meses podrían abrir un nuevo capítulo tanto en la relación entre padre e hijo como en la percepción pública de la institución.

Juan Carlos y Felipe VI / Europa Press
Juan Carlos y Felipe VI / Europa Press