Este verano, la reina Sofía tomó una decisión que rompía con más de cuatro décadas de tradición. Por primera vez, no tenía intención de viajar a Mallorca para pasar unos días en el palacio de Marivent. El motivo no era político, ni institucional. Era algo mucho más personal: su hermana, Irene de Grecia, está muy mal.

Pero Casa Real necesitaba su presencia. Al menos unas horas. Para cumplir con el acto institucional clave del verano: la recepción oficial del 4 de agosto. Allí estarían las autoridades locales, medios de comunicación y representantes internacionales. Una ausencia no era opción.

La reina Sofía con Felipe VI
La reina Sofía con Felipe VI

La reina Sofía viajó a Mallorca porque se lo pidió Felipe VI

La reina emérita dudó. Pero puso una condición clara: solo asistiría si el propio Felipe VI se lo pedía. Y así ocurrió. El rey habló con su madre y, una vez más, Sofía aceptó el encargo. Viajó este domingo a Palma. Estará poco tiempo. Lo justo para la foto.

Sin embargo, la petición no acababa ahí. Desde Zarzuela también se ha transmitido otra instrucción: quieren que la reina Letizia, junto a Leonor y la infanta Sofía, se muestren en público con la abuela. Un paseo conjunto por algún mercadillo, una calle simbólica o un punto turístico. Nada improvisado. Todo muy calculado.

Casa Real pide a la reina Sofía un nuevo servicio a la corona

La razón es sencilla: proyectar unidad. Mostrar una familia cohesionada. Y cumplir con la exigencia del Govern Balear, que cada año cede Marivent con una condición: que la monarquía dé visibilidad a la isla.

Leonor, Sofía, Letizia y la reina Sofía / Gtres
Leonor, Sofía, Letizia y la reina Sofía / Gtres

Si Sofía finalmente aceptará, es la gran duda. Lo que sí es seguro es que Sofía no tiene ganas de hacer ningún paripé. A sus 86 años, su estado de salud es delicado. Y salir a pasear a más de 30 grados no es algo que le recomienden los médicos.

Además, como decíamos, su prioridad ahora es su hermana Irene. Desde hace años, conviven en Zarzuela. Comparten rutinas, confidencias y silencios. Pero ahora, Irene apenas habla. Apenas camina. Y, según fuentes cercanas, apenas reconoce los rostros más próximos. Aunque no hay confirmación oficial, varios medios coinciden en que padece un Alzhéimer avanzado. Y el escenario tiene a Sofía sumida en una profunda tristeza.

Sofía está devastada. El deterioro de su hermana es evidente. La escena diaria es dura. No se trata solo de una enfermedad. Es la desaparición lenta de su otra mitad. La persona con la que ha compartido décadas de discreción y lealtad. Y por eso Sofía quería quedarse con ella.

Sin embargo, la presión institucional no se detiene. Las fotos con Letizia, Leonor y Sofía son vistas como esenciales. Un gesto de normalidad, de armonía, aunque por dentro todo esté lejos de serlo. No tardaremos en ver si Sofía ha aceptado esta nueva petición.