Park House, aquella emblemática residencia en la que Lady Di pasó su niñez, se ha transformado en el epicentro de una nueva oleada de críticas hacia el rey Carlos III. Y es que, en contraste con el impecable esplendor de Sandringham House, la antigua casa de los Spencer parece un cascarón vacío donde el tiempo se ha detenido… para mal. Tejados hundidos, cristales rotos y un jardín que parece sacado de una película postapocalíptica son hoy el escenario del que fuera el primer hogar de la "princesa del pueblo".
La imagen es tan desoladora que ha provocado una ola de indignación entre los vecinos de Norfolk, quienes no han dudado en señalar al monarca como principal responsable. Carlos III, heredero de un imperio y custodio del pasado, ha sido blanco de duras críticas por permitir el deterioro de una propiedad que forma parte del imaginario colectivo no solo británico, sino mundial.
Vecinos denuncian el abandono de Park House
A tan solo 500 metros del refinado palacete donde Carlos III pasa sus días, la casa natal de Diana de Gales agoniza. Lo que para muchos debería ser un lugar para el recuerdo, de homenaje y de conservación, es hoy un edificio ruinoso bordeado por una malla metálica oxidada que intenta —sin éxito— contener el acceso de intrusos. En su interior, los signos del paso del tiempo son evidentes: paredes manchadas, pintura descascarada, cobertizos caídos y una piscina que parece haber sido escenario de un desastre.
Selina Raines, vecina de la zona de Snettisham, confiesa: “Te rompe el corazón ver u oír hablar sobre cómo ha quedado la casa. No se ve desde la carretera, así que muy pocos saben de verdad el estado en el que está. Porque si la gente lo supiera, se quedarían sin palabras. Es que muy, muy triste”. Además, expresó su indignación, afirmando que “¡Es una falta de respeto! Esta casa debería restaurarse para que volviese a cómo era originalmente”.
Mientras el rey invierte en otros proyectos, la casa de Diana se desmorona
Park House no siempre fue símbolo de abandono. Durante más de tres décadas funcionó como residencia para personas mayores con discapacidad, gestionada por la organización benéfica Leonard Cheshire. Sus instalaciones, alguna vez admiradas, ofrecían descanso, dignidad y bienestar. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 y la falta de inversión pública provocaron su cierre definitivo en 2021, dejándola a merced del clima, los años… y la indiferencia de la Corona británica.
Y lo que más enfurece a los vecinos es la falta de coherencia en la gestión del monarca. Según han denunciado, mientras Park House se cae a pedazos, Carlos III no escatima en gastos para renovar otras zonas de Sandringham y propiedades privadas dentro de su red de bienes reales. ¿Por qué entonces se ignora precisamente la vivienda en la que creció la madre del heredero al trono, el príncipe Guillermo? Para muchos, se trata de un acto deliberado. Una estrategia para enterrar un pasado incómodo. Pero el pueblo no olvida. Y mucho menos perdona. El clamor por honrar el legado arquitectónico y humano de Diana de Gales crece con fuerza, exigiendo una respuesta inmediata y contundente por parte de la Casa Real.