En Zarzuela no dan crédito. Lo que debía ser una celebración íntima y discreta del 53 cumpleaños de Letizia terminó convertido en un espectáculo bochornoso que aún da de qué hablar. La reina consorte organizó el pasado fin de semana una cena con algunos de sus amigos más cercanos en el pabellón del Príncipe, aprovechando que Felipe VI estaba lejos, disfrutando de unos días en Jaén. Sin compromisos institucionales a la vista y con total libertad, Letizia quiso relajarse. El resultado: un escándalo.

La cena empezó tranquila, con un menú cuidado y un ambiente aparentemente elegante. Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, las copas fueron ganando protagonismo. Los invitados se sintieron en confianza, lejos de miradas indiscretas y de la rigidez que suele rodear a la Familia Real. Pero lo que ocurre en Zarzuela nunca queda entre las paredes del palacio: los empleados lo ven todo. Y esta vez no podían creer lo que presenciaban.
Según relatan algunos trabajadores, la fiesta se alargó hasta altas horas de la madrugada. Música alta, risas descontroladas y botellas vacías que se acumulaban sobre las mesas. El desmadre fue tal que varios invitados terminaron claramente pasados de alcohol. Y entonces llegó el momento que ha corrido como la pólvora entre el personal de servicio: uno de los amigos de Letizia perdió el equilibrio y cayó de lleno en la piscina, vestido de pies a cabeza.
Letizia celebró una fiesta hasta altas horas de la madrugada que acabó mal
El chapuzón nocturno provocó un griterío general. Entre risas nerviosas y algún que otro intento de rescate improvisado, el invitado salió empapado, con el traje arruinado y la dignidad en entredicho. Una escena más propia de una comedia barata que de la residencia oficial de los reyes de España. Para los empleados, fue un cuadro. Para Letizia, un bochorno que difícilmente podrá disimular.
La ausencia de Felipe VI alimenta todavía más los rumores. El rey, lejos de su esposa, optó por pasar el fin de semana en Jaén con amigos, ajeno al desmadre que se vivía en su propia casa. Un matrimonio cada vez más separado, que ya no hace esfuerzos por mantener la imagen de unidad. Ella celebra sola con los suyos, él huye en busca de aire fresco.
El cumpleaños número 53 de Letizia quedará marcado no por la elegancia, sino por el descontrol. Una fiesta que demuestra que cuando se apagan las cámaras y se baja la guardia, en Zarzuela pueden ocurrir escenas que nada tienen que envidiar a la prensa rosa más descarnada. El escándalo ya circula entre los pasillos: la reina consorte quiso celebrar, pero terminó protagonizando la anécdota más comentada de la corte.
