Que el rey emérito Juan Carlos I se exiliase en Abu Dabi no fue casualidad. Se conoce que el exmonarca mantiene allí muchos contactos desde hace décadas. Ha cerrado interesantes y lucrativos acuerdos con ellos que han contribuido a engrosar las cuentas del padre de Felipe VI. Unas fortunas que llevan años ocupando parte de la costa catalana, en parte gracias al vínculo que mantienen con el emérito.

En las últimas dos décadas, el vínculo entre la Casa Real española y las monarquías del Golfo ha ido mucho más allá de la diplomacia institucional. Lo que comenzó como una estrategia de acercamiento económico durante el reinado de Juan Carlos I ha derivado en una red de relaciones personales que hoy se traduce en una ola de inversiones inmobiliarias en puntos estratégicos de Catalunya, especialmente en Barcelona y Tarragona.

El emir de Catar con Juan Carlos al fondo / Instagram
El emir de Catar con Juan Carlos al fondo / Instagram

La influencia de Juan Carlos I en Oriente se hace notar en Catalunya

El ascenso de capital procedente de Emiratos Árabes Unidos, Catar y Arabia Saudí en sectores clave de la economía catalana no puede entenderse sin la influencia del rey emérito, quien supo cultivar durante años una relación de confianza con emires y jeques. Estas conexiones, ahora más discretas pero aún activas, están dejando una profunda huella urbana en las zonas más exclusivas de la ciudad condal.

Elcierredigital recoge algunas de estas operaciones que retratan el fuerte vínculo entre Juan Carlos y Oriente. Uno de ellos es la compra, en 2011, del puerto deportivo de lujo Marina Port Tarraco por parte del fondo estatal catarí Qatari Diar. La operación, que rondó los 65 millones de euros, no fue meramente financiera. La marina fue adaptada específicamente para acoger a la familia real catarí, convirtiéndose en una de sus bases navales privadas en el Mediterráneo. Hoy, el yate Al Lusail del emir de Catar atraca regularmente en Tarragona, consolidando el enclave como un punto clave del mapa náutico árabe en Europa.

Juan Carlos y Froilán en Baréin / GTRES
Juan Carlos y Froilán en Baréin / GTRES

De manera más silenciosa, el dinero del Golfo también se ha instalado en barrios de alta gama como Pedralbes, Sarrià o el Eixample. Estas zonas concentran buena parte de las operaciones de adquisición de viviendas de lujo realizadas por empresarios, nobles y familiares de dirigentes árabes. Las transacciones, en su mayoría gestionadas a través de sociedades interpuestas, revelan una presencia cada vez más asentada de estas fortunas extranjeras.

Juan Carlos I trae fortunas del Golfo Pérsico a España

El medio mencionado hace referencia al príncipe saudí Abdullah bin Saad bin Abdulaziz, que nació en Barcelona y mantiene una estrecha relación con la ciudad, donde su familia posee varias propiedades. Su figura se ha convertido en un nexo entre las nuevas generaciones de la realeza saudí y una ciudad que ven como refugio seguro y símbolo de prestigio.

Como apunta el portal, la influencia de Juan Carlos I ha sido determinante en este proceso. En su papel de intermediario informal, no solo facilitó acuerdos económicos de gran escala, como el tren AVE a La Meca o la entrada de capital árabe en empresas estratégicas, sino que también habría mediado en operaciones privadas, como el arrendamiento del palacete de Pedralbes a un jeque cercano al poder.