Alonso Guerrero ha mantenido siempre una vida discreta, alejada de los focos, a pesar del interés que en su momento despertó su vínculo con la actual reina de España. Profesor de literatura y escritor de trayectoria consolidada, su relación con Letizia Ortiz fue breve y pertenece a una etapa anterior a la vida institucional de la reina. Desde su separación, Guerrero optó por la reserva, reorientando su trayectoria personal y profesional sin hacer nunca uso público de aquel capítulo de su vida.
Lo cierto es que rehízo su vida hace ya muchos años, tanto en el plano sentimental como en el profesional. Ha continuado dedicado a la docencia y a la escritura, evitando en todo momento cualquier exposición mediática relacionada con su antiguo matrimonio. Su nombre ha seguido vinculado a la literatura, pero nunca ha sido utilizado como vehículo para alimentar titulares sobre la Casa Real.

Llama especialmente la atención que, a pesar de los numerosos rumores y especulaciones que han circulado con el paso del tiempo, Guerrero jamás ha ofrecido declaraciones ni ha contribuido a ampliar el foco sobre su antigua relación. Por el contrario, ha demostrado una voluntad constante de preservar su intimidad, evitando cualquier gesto que pudiera interpretarse como un intento de sacar provecho de aquella etapa.
Un perfil discreto y coherente
En ocasiones puntuales, ha coincidido con los actuales reyes en actos institucionales o de carácter cultural. Estos encuentros han transcurrido con absoluta normalidad y cordialidad. El trato ha sido siempre respetuoso, sin que trascendiera ninguna situación que rompiera con el tono sobrio que ha caracterizado su comportamiento desde el principio.
Esa actitud ha reforzado la imagen de una persona prudente, centrada en su propio camino, que no ha querido formar parte de las dinámicas propias del entorno mediático de la monarquía. Cabe destacar que, incluso en sus publicaciones literarias, Guerrero ha mantenido una estricta separación entre su obra y cualquier experiencia personal susceptible de ser interpretada como una referencia indirecta a su pasado con la reina.
En lo personal, ha construido una vida estable lejos de la exposición pública, y ha formado una nueva familia sin vincular esa nueva etapa a su historia anterior. Su entorno se ha mantenido igualmente al margen, contribuyendo a preservar una imagen de normalidad sin sobresaltos.
El caso de Alonso Guerrero es poco habitual en el ámbito público: una figura que, pese a haber estado vinculada de forma directa a una institución como la Casa Real, ha elegido el silencio como forma de respeto. Su discreción sostenida a lo largo del tiempo ha sido, en definitiva, su mayor declaración.