El UWC Atlantic College es uno de los internados más exclusivos y elitistas del mundo. El centro escolar favorito de millonarios, poderosos y también de la realeza europea. Su alumnado tiene a 2 princesas de primera categoría: una no reinará, mientras que la otra lo hará siempre que sus familiares no se carguen la monarquía. Hablamos de Alexia de Holanda y Leonor de Borbón, las dos con 16 años. Son las estrellas royal del internado, pero al margen de su supuesta sangre azul, se parecen como un huevo a una castaña. Una es extrovertida, alocada y espontánea; la otra todavía está saliendo del caparazón impuesto por su madre, Letizia Ortiz.
La disciplina es uno de los puntos fuertes del colegio de Gales: son estrictos con los horarios, con la asistencia a clases y con ciertas normas de conducta. Pero vaya, que intentar frenar el ímpetu juvenil es complicado. Y los responsables del centro no son idiotas bendecidos, dejan hacer y desarrollarse a sus cachorros. Las fiestas nocturnas son bien conocidas por todos, también por la española, que no se había encontrado en una situación igual en su vida. Nada que ver con el sopor de Zarzuela y la infantilización constante a la que la habían sometido. Pero la crisálida está a punto de reventar, y Leonor es casi una mujer adulta. Eso sí, siempre irá a remolque de Alexia, única en su especie.
La princesa española ha vuelto a Madrid en dos ocasiones desde que empezara el curso lectivo. Ambas coincidiendo rigurosamente con el periodo de vacaciones, primero por Navidad y después por la Semana Santa, allí conocido como Springbreak. Siempre obediente, volvía a Gales puntual para las clases. Nada más. Un 10 en asistencia y puntualidad, olé tú. Incluso demasiado rígida y aburrida. En la otra cara de la moneda, su homóloga holandesa. Alexia, una chica que no duda en abandonar las instalaciones de su jaula cuando le parece y volar hasta Amsterdam para compartir momentos especiales con su familia y amigos. La última vez este mismo fin de semana, para celebrar el cumpleaños de su madre Máxima Zorreguieta. Había juerga y no se lo quería perder por nada del mundo.
La holandesa y sus hermanas han acompañado a sus padres y sus súbditos durante la celebración, que según leemos en Jaleos, citando al diario De Telegraaf, acabó en un domingo de resaca. Después de desayunar, de un ibuprofeno y de dormir muy a gusto, vuelo de vuelta y otra vez a Gales, preparada para trabajar. Un hecho que resulta imposible no compararlo con Leonor, que también tenía una jarana en España: su abuelo huido Juan Carlos estaba de tour como una estrella de rock. Cierto que el señor no se presentó en Zarzuela hasta el lunes con las clases en marcha, pero vaya, que su hermana hizo novillos para verlo. Ella, mayor y más poderosa, podría haberla emulado, pero no osó hacerlo. La torta al yayo es evidente, pero la que no queda bien es la nieta.
Las monarquías son un mundo aparte, sí, pero la española es un circo que provoca lástima.