24 horas después del escándalo de Juan Carlos, con una posible cuenta de 100 millones de dólares en Suiza, destapada por el diario suizo Tribune de Genève, la opinión pública de Madrid calla como las ratas. Los principales medios hacen mutis por el forro. Afortunadamente, personas como Xavier Sala-i-Martín se han mostrado rotundos contra la prensa española por su silencio cómplice. Y el de políticos como Sánchez, Arrimadas o Casado. La red sí lo ha comentado con creces, como Antonio Baños, con el tuit más demoledor del día.

Felip Joan Carles EFE

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También ha callado, faltaría más, el hijo del implicado, el rey Felipe. El día de hoy, con todo el escándalo latente, lo ha dedicado a una tarea tan necesaria como recibir en audiencia a la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescado o al Comité Ejecutivo de la Confederación Española de Transportes de Mercancías. Y lo de transportar mercancías no se refería a los millones de su padre arriba y abajo.

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Su mujer, como mínimo, ha tenido una agenda más solidaria y una causa más noble. La reina Letizia ha presidido este jueves un emotivo acto por el Día Mundial de las Enfermedades Raras.

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El acto lo ha abierto y cerrado la misma persona. Y no ha sido Letizia. Elena Lorenzo, una madre coraje de Huelva con una hija, Montse, que sufre Mucolipidosis de tipo II, una enfermedad rara metabólica y degenerativa que sólo sufren cinco niños en toda España. Entre medias, el discurso de la reina. Pero lo especialmente conmovedor ha sido el relato de Lorenzo que suponía la clausura, como el momento en el que ha escogido unas palabras de Antonio Machín para dedicarlas a todas las personas con enfermedades como la de su hija, con discapacidad y sin diagnóstico: “Toda una vida te estaría cuidando. Te estaría mimando como mimo mi vida, que la vivo por ti. Creciendo juntos, nuestra esperanza”. Unas palabras conmovedoras pronunciadas con la voz rota, que han provocado las lágrimas en sus ojos y en los de la mayoría del público asistente.

madre llorando efe

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Todavía con lágrimas en los ojos, la reina Letizia ha hecho un gesto que parecía extraprotocolario. Se ha levantado de su butaca y ha ido hacia la sufridora y valiente madre. Pero una vez allí, el gesto cariñoso hacia ella se ha limitado a dos besos mientras le cogía los brazos. Es increíble como la reina no ha sido capaz de abrazar a Lorenzo, de cobijarla, por muy reina que sea, después de oir lo que acababa de explicar. Puedes verlo a partir del minuto 1h12'00":

 

Eso sí, giro rápido hacia cámara para posar sonriente para la foto.