La princesa Leonor cuenta los días. Solo le quedan 11 de libertad antes de incorporarse a la Academia General del Aire en San Javier. El próximo 1 de septiembre dará inicio a su tercer año de formación militar, el último antes de recibir el título que la habilitará como Jefa de todos los ejércitos y futura Jefa de Estado.

Su trayectoria hasta ahora ha sido exigente. La Academia Militar de Zaragoza fue solo el comienzo. Luego, la Escuela Naval de Marín complicó las cosas. Las travesías en el Juan Sebastián Elcano y la fragata Blas de Lezo pusieron a prueba su resistencia. En varias ocasiones, Leonor sufrió limitaciones físicas. La cinetosis y la falta de forma física le impidieron realizar algunas maniobras. Por ello, fue liberada de tareas específicas para evitar riesgos.

Leonor subiendo a la fragata Blas de Lezo

Leonor tiene un problema que dificultará su formación en la Academia General del Aire

Ahora, su nueva etapa plantea un desafío distinto. La Academia General del Aire de San Javier ha sido informada de un problema importante: Leonor sufre de vértigo. A diferencia de su padre, el rey Felipe VI, la princesa no participará en el curso de pilotaje de helicópteros en la base aérea de Armilla, uno de los centros más prestigiosos del país en formación aeronáutica.

Fuentes cercanas a Palacio aseguran que la heredera al trono tiene un profundo miedo a volar. Esta condición ha obligado a ajustar su plan de estudios. Las fotos que la mostraban realizando maniobras en altura fueron tomadas bajo estricto control y en períodos muy breves, para minimizar cualquier riesgo.

Leonor en Valparaíso

La base de Armilla es reconocida por su formación en navegación, meteorología y maniobras de vuelo en distintos modelos de helicóptero. Durante décadas, ha sido paso obligado para los miembros de la realeza con aspiraciones militares. La ausencia de Leonor en esta etapa rompe el patrón seguido por su padre en los años 80 y genera un fuerte contraste con la tradición.

Liberada de algunas tareas antes de empezar

Aunque oficialmente se presenta como una modernización del plan formativo, la verdadera razón es su pánico a volar. Según fuentes internas del Ejército del Aire, la princesa experimenta ansiedad al subir a aeronaves, especialmente helicópteros, debido a su sensación de inestabilidad y episodios de vértigo.

Como alternativa, Leonor recibirá formación teórica sobre pilotaje y prácticas en simuladores durante su paso por la Academia de San Javier. No participará en el curso oficial de Armilla, lo que elimina la posibilidad de obtener el título de piloto de helicópteros. Desde la Casa del Rey y el Ministerio de Defensa insisten en que estos cambios forman parte de una revisión estratégica de la formación de la futura monarca. Pero lo cierto es que no es la primera vez que la princesa recibe adaptaciones especiales; ya fue liberada de las tareas más duras en el Elcano y el Blas de Lezo.