A mediados de julio, la princesa Leonor cerró su segundo año de formación militar. Fue un curso intenso. También polémico. La reina Letizia nunca estuvo de acuerdo con este plan. No veía necesario que su hija pasara por una instrucción tan exigente. El rey Felipe VI, en cambio, lo consideró imprescindible. Lo veía como una tradición y una herramienta para forjar carácter y reforzar su imagen pública.

Esta segunda etapa tuvo dos partes muy diferentes. Tres meses en la Escuela Naval de Marín. Después, seis meses en alta mar. Primero, cinco meses en el Juan Sebastián Elcano. Luego, dos semanas en la fragata Blas de Lezo. Y por último, una semana más en el Elcano. En todo ese tiempo, hubo un problema constante.

Leonor en el Juan Sebastián Elcano
Leonor en el Juan Sebastián Elcano

La princesa Leonor padeció cinetosis de forma constante en la Armada

Leonor no se adapta bien al mar. Sufre cinetosis, el llamado mareo por movimiento. Durante las travesías, padeció náuseas, vómitos y una sensación continua de inestabilidad. En cubierta, perdió el equilibrio en varias ocasiones. Las caídas le dejaron moratones y magulladuras visibles en sus escalas. Tampoco soportaba el oleaje, los espacios reducidos ni pasar días sin tocar tierra. Varias veces tuvo que permanecer confinada en su camarote.

La situación se agravó por su falta de preparación física. Altos mandos militares le habían recomendado un plan de entrenamiento específico. Primero, antes de entrar en la Academia Militar de Zaragoza. Luego, antes de llegar a Marín. Pero la heredera no lo siguió. El resultado fue evidente: Leonor nunca estuvo al cien por cien.

La princesa Leonor en el Blas de Lezo / Casa Real
La princesa Leonor en el Blas de Lezo / Casa Real

Ahora, la Academia General del Aire en San Javier será su próximo destino. Allí comenzará la tercera etapa de su formación castrense. La exigencia será diferente. Más técnica. Más vinculada al vuelo. Pero también más demandante en aspectos físicos y psicológicos.

La princesa Leonor tiene problemas con las alturas

Y aquí surge un nuevo problema. Fuentes cercanas han confirmado que Leonor sufre vértigo. No es algo menor. Las prácticas en altura son parte fundamental del adiestramiento. El vértigo, cuando se acentúa, puede afectar al equilibrio, la concentración y la seguridad en maniobras críticas. De momento nunca se ha visto tan afectada por el vértigo como por la cinetosis. Pero también es cierto que lo segundo no apareció hasta que no se vio en acción. Veremos hasta qué punto se manifiesta el vértigo.

En San Javier ya están informados. Instructores y superiores saben que la princesa afronta este desafío personal. La pregunta es si podrá superarlo o si, como ocurrió en el mar, será un obstáculo constante. Sea como sea, la heredera está convocada el próximo 1 de septiembre.