La sombra de la sospecha planea sobre el presidente Mariano Rajoy tras la comparecencia del extesorero de la formación, Luis Bárcenas, este lunes en el Congreso. Un PSOE dispuesto a liderar la oposición al PP ha abierto la caja de los truenos, a la cual se ha sumado Ciudadanos y Podemos. La portavoz socialista, Isabel Rodríguez, ha acusado a Rajoy de cobrar sueldos en negro, recibir personalmente los sobres y destruir pruebas con una máquina trituradora en el despacho. "Porque sabía que estaba cometiendo una ilegalidad", ha dicho sobre el líder de la formación popular.

Rodríguez se ha remitido a las declaraciones de Bárcenas ante la Audiencia Nacional para afirmar que Rajoy estaba "directamente implicado" en la trama, alegando que su liderazgo coincide en el tiempo con las presuntas ilegalidades. Estas consistirían en financiar campañas irregularmente e ir "dopado" a las elecciones; no declarar a Hacienda unos 3,6 millones de euros que habrían ido a parar también a manos de otros dirigentes, María Dolores de Cospedal, Rodrigo Rato, o Francisco Álvarez-Casos, o "destruir pruebas a golpe de martillo", como sucedió con los discos duros de los ordenadores de Génova.

El silencio reiterado de Bárcenas ha sido interpretado como un "pacto de silencio" por parte de los socialistas. "Usted está intentando ser fuerte", ha dicho Rodríguez parafraseando el famoso "Luis, sé fuerte", que el presidente dijo a través de un SMS a su extesorero. El compareciente ha justificado, sin embargo, su silencio con que estaba inmerso en un procedimiento judicial por la Gürtel y la misma caja B. "Mi derecho a la defensa está por encima de la soberanía popular y de cualquier cosa", ha sentenciado desafiante, ante la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero.

La tensión entre el derecho individual a la defensa y la representación democrática ha estallado cuando Montero aseguraba que la "ley del silencio" estaba "obstaculizando" los trabajos de la Cámara. Bárcenas se ha justificado que era "torpe" hacerle asistir en medio de sus procesos judiciales y ha dicho que estaba dispuesto a volver a posteriori. La crítica del extesorero ha sido contundente también por la citación de otros tres homólogos, uno de los cuales —Ángel Sanchís— dejó de serlo en 1986 y dos más "están sin capacidad mental" para hacerlo, por problemas de salud.

El líder de ERC, Joan Tardà, se ha sumado a las críticas por su comparecencia. "Un error", dijo Tardà, tras asegurar que hubiera preferido la asistencia de otras personalidades, como sociólogos, pues el problema de la corrupción sería de carácter más profundo. "El sistema español está corrompido desde la Casa Real hasta la última de las administraciones", sentenció el republicano. Este instó a Bárcenas a "pedir perdón" si era un "patriota", y el extesorero ha replicado que Jordi Ausàs, de ERC, no lo había hecho cuando entró en prisión por contrabando de tabaco.

Bárcenas ha mostrado la cara menos amable también con Podemos, volviendo sobre Venezuela. Cuando Montero le ha acusado de generar una "valiosa" fortuna "al margen de la ley", este le ha replicado que habría hecho "como el señor [Juan Carlos] Monedero" en Venezuela. También aseguró que su dinero y fortuna habían sido recopilados a través de años de trabajo en su profesional, algo que la podemita ha cuestionado sutilmente.

A quien no ha gustado la comparecencia es al PP, quien ya ha recurrido la comisión ante el Tribunal Constitucional. El diputado Carlos Rojas se ha quejado de las "calumnias" de los otros grupos, como si de la Inquisición y Torquemada se tratara. La oposición se ha indignado porque Rojas no ha dirigido ninguna pregunta a Bárcenas, momento en que el presidente de la comisión, Pedro Quevedo, la ha tenido que cortar pues se ha enfrascado en cuestiones relativas a la economía. "No estamos para hablar de temas de política general", ha dicho cerrando Quevedo.