Gracias al usuario de twiter @elsomatent, me ha llegado el cartel-convocatoria más sensacional de los últimos años y que ha sido colgado a la red por el usuario @ferreriasjg:

El fotomontaje es precioso y preciso y el redactado demuestra el daño que ha hecho el bilingüismo impuesto por el totalitarismo y el periodismo subvencionado y el bla, bla, bla y ya tal. Pero lo mejor es el concepto.

Como en nuestro país no hay gente que haga castells, como en nuestro país no hay colles castelleras (79), como en nuestro país no hay ciudades y pueblos con colla castellera, resulta que el unionismo radical que hace años se autootorga el título de ser la mayoría silenciosa y la Cataluña real (ellos lo escriben con Ñ) tiene que poner un anuncio para poder hacer un pilar de 4. ¡DE-MO-LE-DOR!

Vayapordiós, eso sí que es tener mala suerte. Porque si una colla castellera tiene una señal de identidad identificable, es la diversidad. Usted vaya a cualquier pinya y verá catalanes de varios orígenes y clases sociales, de todas las edades y condiciones. Y si usted quiere entrar en una colla, no le preguntarán ni si tiene multas de tráfico por pagar, o sea que imagine si les importa lo que usted piensa.

Así como para cantar, al menos, tienes que afinar, para hacer castells vale todo el mundo. En una colla hay desde quien en las actuaciones guarda los zapatos o entretiene los chiquillos, pasando por los que hacen de terços en el tres de 10 o quien ejerce de presidente. Pues bien, resulta que la Cataluña (sic) real que es mayoría silenciosa, es tan real, es tan mayoría, es tan silenciosa y está tan implicada en el tejido asociativo del país que no conoce a ningún integrante de ninguna colla ni de vista. ¡A-POS-TO-FLAN-TE!

Pero lo más inconmensurable de todo es que el nacionalismo español radical presuntamente mayoritario en Cataluña (sic) tenga que poner un anuncio para encontrar gente que le provea de una cosa que, implícitamente, reconocen como ajena. Evidente: si lo fuera, no les haría falta el anuncio. Y si hay una cosa culturalmente potente e inclusiva en nuestro país son los castells. Y no de ahora. Desde hace unos cuantos años en general y desde hace un par de siglos en el campo de Tarragona y al Penedès. Por tanto, ¿a ver si resultará que no son la mayoría silenciosa ni la Cataluña (sic) real?

Si el unionismo radical que reivindica el 12 de octubre fuera realmente la Cataluña (sic) silenciosa y la mayoría real (o era al revés), no les sería necesario poner anuncios para hacer un pilar de cuatro, sino que las collas castelleras formarían parte de su movimiento de una forma natural. Pero ya se sabe, en la Cataluña (sic) fracturada socialmente, las tradiciones catalanas que unen miles de personas de todas las procedencias, justamente han ido a caer al lado que no es la realidad silenciosa del unionismo. ¿Fíjese usted las cosas qué cosas pasan, verdad?

Ya es mala suerte, ya...