Xavier Grasset ha conseguido lo que TV3 le encargó hace un año, cuando todo el mundo empezaba a planificar las vacaciones de verano. Le pidieron que abandonara el único programa de autor de la cadena, Més 324, y que se arriesgara a pensar, planificar, dirigir y presentar el nuevo magazin de tardes de TV3. Un caramelo envenenado. La tarde es una franja maldita desde el éxito de Júlia Otero y La columna, cuando irrumpió Sálvame en Telecinco y empezó a declinar la audiencia de El club de Albert Om. Desde entonces TV3 ha intentado seducir a los espectadores de después del culebrón encargándolo a Buenafuente, que hizo Divendres con Espartac Peran i Xavi Coral, después Tarda abierta con Vador Lladó y Rut Jiménez que se canceló a los 4 meses por problemas económicos. Posteriormente hubo un retorno a la producción propia con Tot es mou de la Melero y finalmente el Planta baixa de Agnès Marquès que murió por poca audiencia y con una herencia no deseada: un magazín reducido a 90 minutos, lejos de los macroprogramas de varias horas de antes, y metido entre series y concursos. Graset ha conseguido que La selva sea un éxito de audiencia.

Esta semana el programa del martes hizo un buenísimo 12,7%, el día de la entrevista a Rodrigo Cortés amante de Letizia, y el miércoles subió todavía más a un impresionante 14,3% y se cuela entre los 20 más vistos de todas las cadenas, dejando muy atrás TardeAR o Sonsoles Ónega. Graset combina entrevistas poco vistas con un tacto especial con la cultura, los libros, el teatro y la música. Y hace mucha audiencia. Solo Graset lo podía hacer. Lo ha celebrado con un recuerdo en su Instagram de hace 10 años, cuando trabajaba en Catalunya Ràdio haciendo El oráculo y la Generalitat de Artur Mas lo premió con el Premio Nacional de Comunicación. Un honor que recibió acompañado de sus compañeros de la radio y de su familia, su mujer Anna Maria y sus hijos gemelos, Anna y Bernat. Ahora tienen 16 años por lo tanto en la foto tenían solo seis añitos. Todos eran más jóvenes:




Los hijos de Graset aparecieron en un programa en el cual entrevistaban a Graset en la cocina de su casa con su mujer abogada, Anna Maria. Le preguntan a Graset si volvería a hacer de corresponsal como cuándo lo fue en Madrid y dice que sí: "París, Bruselas, Moscú...". Sus hijos gemelos en la cocina fruncían el ceño. ¿Marcharse a vivir a Moscú, papa? Graset tenía 46 años cuando fue padre por primera vez. El día que recordaba en TV3 cómo añora a los gemelos que viven en Reus mientras él trabaja en TV3 se emocionó: "Me fastidia no poder estar más. Solo con un momento de poder verlos ya te llena". Graset no podía hablar. Se emocionó. Un presentador como los que ya no hay, de los de antes, como los nombres de sus hijos, lejos de Pol, Max y Ona: Anna y Bernat. Fabuloso.