La pandemia aportó muchas cosas buenas. Es políticamente incorrecto pero cierto. Gracias al coronavirus hemos dejado de pagar con dinero en efectivo en muchos lugares que antes se ponían estupendos rechazando cobrar con tarjeta de crédito, como panaderías o bares. Gracias a la pandemia conocimos una ciudad de Barcelona con menos turistas, recuperada por los barceloneses. Por la pandemia hemos disfrutado más de la lectura, de los juegos de mesa, de la vida en casa. Pero hay una lacra que la pandemia alejó que ahora ha vuelto: saludar a las mujeres con dos besos en las mejillas.

Durante el coronavirus se recomendó no saludar con contacto físico, evitar los apretones de manos y los besos en las mejillas. Se hacía con una mano al corazón y listos. O chocándose los antebrazos. Ahora aquello parece frío y es cierto. Haría falta una convención: encajar la mano siempre, sea a hombres o a mujeres. No se explica que en tiempo de consentimiento, de equiparación de géneros y de feminismo integrado, se insista que a una mujer no se la saluda con la mano sino con la boca. Una incongruencia que parece que solo las mujeres quieren evitar pero también muchos hombres creen que no hacen falta:
Alguien me puede explicar, qué os pasa a los hombres con lo de dejar de dar dos besos a las mujeres? Que parece que os hayan quitando un dia de fin de semana con tanto drama? Cuál es la pérdida de dar la mano? Lo hacéis con los hombres sin dramas. Ayudadme a entender, por favor.
— Berta Barbet (@bpberta) October 2, 2023

Una politóloga que trabaja para el Govern de la Generalitat en la dirección General de la Juventud hace un tuit en castellano preguntándose por qué los hombres lamentan perder la costumbre de los dos besos, si es que se ha perdido, que no es cierto. Y tampoco es cierto que los hombres vean un drama dejar de dar dos besos. Toni Soler lo practicaba mucho antes de la pandemia pero solo recibía incomprensión. ¿En qué quedamos? Si das dos besos es por lascivo y si te niegas a hacerlos eres uno arisco. Toni Soler, como es habitual en él, está inconmensurable:
Para|Por mí ningún drama, al contrario. Solo que tuve que oírme decir arisco|huraño, estirado, frío, distando, huraño, etc. durante muchos años para no dar los dos besos.
— TONI SOLER (@soler_toni) October 2, 2023

Toni Soler no da besos a las chicas y mujeres que no conoce y que saluda por primera vez. Les da la mano, pero recibe críticas "arisco, huraño, estirado, frío, distante, etc". Sufría la fama, injustificada, de arisco desde que se hizo famoso por primera vez en TV3. No se le conocía por su nombre sino por su seudónimo: el guionista antipático de Andreu Buenafuente, en contraposición a Xavier Cassadó, "el guionista simpático". Un reparto de roles por la cara de cada uno. Toni Soler de malas pulgas y Cassadó de buenazo. Alguna cosa tendría Soler que El Terrat le dio el programa de más éxito de la productora, Malalts de tele. A partir de aquello Toni Soler fue una estrella de la TV y como todos los ex de Buenafuente, de Jordi Évole a Santi Millán, montó su propia productora, un gigante llamado Minoría absoluta. Pero todavía muchos recuerdan que era el huraño guionista antipático de Buenafuente en TV3, como Évole era el follonero de Buenafuente en TV3. La primera vez siempre marca. El tuit más acertado es el suyo. Qué les pasa a las mujeres que si reciben dos besos protestan y si no los reciben lo ven frío. Todos somos Toni.