En pleno final del verano, Tamara Falcó ha vuelto a colocarse en el ojo del huracán mediático. La hija de Isabel Preysler, siempre bajo la lupa de la prensa rosa, compartió unas imágenes de sus vacaciones familiares junto a Íñigo Onieva, Ana Boyer, Fernando Verdasco y los pequeños sobrinos, pero una fotografía en particular fue la que incendió las redes sociales. En ella, la marquesa de Griñón aparece relajada sobre una colchoneta, disfrutando del sol y del agua, pero sin la parte superior del bikini.
La instantánea no tardó en convertirse en un campo de batalla virtual. Mientras algunos seguidores aplaudían su naturalidad, otros arremetían contra ella con dureza. El motivo: la aparente contradicción entre su defensa pública de la fe católica y la libertad con la que se mostró en la piscina. Para muchos, esa dualidad confirma que Tamara es “muy religiosa sólo cuando le conviene”.
Críticas a Tamara Falcó por su foto subida de tono en redes sociales
Los comentarios negativos no se hicieron esperar. “Cualquier cosa vale para sacar tajada. Muy religiosa cuando le conviene”, escribió un usuario. Otros fueron más allá al recalcar: “Siendo católica, no entiendo bien esa foto casi desnuda e insinuante en la colchoneta”, “A Dios no le gustará mucho esto. Mucho menos a la iglesia”, “No me lo esperaba de ti”. Así, la marquesa quedó expuesta a un aluvión de reproches que cuestionan su coherencia entre fe y estilo de vida.
No es la primera vez que Tamara Falcó recibe críticas por su manera de mostrar su religiosidad. La socialité ha rechazado públicamente tratamientos de fertilidad como la fecundación in vitro o la gestación subrogada por no estar alineados con sus creencias. Sin embargo, posar sin la parte de arriba del bikini sí parece encajar dentro de sus límites personales, lo que genera un contraste que los detractores no dudan en resaltar.
La doble cara de la marquesa de Griñón ante la fe y la libertad
El escándalo trae de nuevo a colación un aspecto muy comentado de su vida: su estrecha relación con la religión. La marquesa confesó en varias ocasiones que incluso llegó a plantearse ser monja. Visitó conventos, escuchó testimonios de religiosas y buscó señales que confirmaran “la llamada”, pero nunca llegó a sentir que ese era su destino. A pesar de ello, Tamara mantiene una vida espiritual activa: asiste a misa, participa en peregrinaciones y se muestra devota en sus discursos públicos. Sin embargo, esa misma mujer que se inclina con fervor en santuarios también disfruta de posar relajada en bikini —o sin él— frente a sus seguidores. Para sus críticos, se trata de una incoherencia flagrante; para sus defensores, un ejemplo de que fe y libertad no son excluyentes.
En medio de la controversia, no faltaron voces de apoyo. “Está en su derecho de mostrarse como quiera, no tiene que dar explicaciones a nadie”, “Ser católica no es incompatible con enseñar la espalda”, comentaron algunos usuarios, celebrando la seguridad y el desparpajo con que Tamara compartió la imagen. Para ellos, la marquesa demuestra que la espiritualidad no se mide por la ropa que uno lleva, sino por la autenticidad con que se vive la fe.