Nona Sobo dio su gran salto en la interpretación de la mano de José Coronado en ‘Entrevías’, serie de Telecinco que la catapultó a la fama. Mientras grababa el final de la serie, tras cuatro temporadas, llegó Netflix. Participó en la primera temporada de ‘Bienvenidos al Edén’. Por ahora no se la ha vuelto a ver en ninguna serie ni película, pero ha sacado partido a sus clases de baile con el concurso ‘Bailando con las estrellas’ en Telecinco. La tailandesa llegó al final quedando en tercera posición.
El camino de Nona no ha sido nada fácil. Con tan solo dos años fue adoptada. “Mis padres lucharon cuatro o cinco años para poder tener una niña de Tailandia. Después, vine a España y veía a mi madre, que es todo lo contrario a mí, que no tenía nada que ver conmigo, rubia, con los ojos azules, bellísima. Nunca hubo una reunión con mis padres de sentarnos y que me dijeran: ‘Mira, es que eres adoptada’”, explicó.
Así es Caldes de Montbui, el pueblo donde Nona Sobo vivió su infancia
Con tan solo siete años abandonó Tailandia para llegar a España, concretamente a un pueblo de Barcelona, Caldes de Montbui. Este ha sido hasta su mayoría de edad su hogar, sin embargo le pidió a sus madres marcharse a Madrid para conseguir una oportunidad como actriz, su gran sueño.
Caldes de Montbui se encuentra situado en la comarca del Vallés Oriental, a unos 35 kilómetros del norte de Barcelona. Es un pueblo muy conocido por sus aguas termales que posee desde tiempos romanos. Aunque tan solo tiene 18.000 habitantes, recibe muchas visitas a diario por este motivo. Generan un gran interés turístico.
Las famosas termas se encuentran en la plaza principal de la localidad, en concreto en la Font del Lleó. Esta es una fuente de piedra coronada por la figura de un león que escupe agua a nada más y nada menos que 64 ºC. Es la figura más importante del municipio, y a su alrededor también se pueden encontrar restos de las termas romanas en las que los ciudadanos de aquella época se bañaban. También han hecho museo de ello, el Museu Thermalia, otro punto importante de la visita.
Su casco antiguo es de estilo medieval, la mayoría de casas son de piedra y sus calles estrechas. Destacable también es una de las joyas de la corona de la localidad, la iglesia de Santa Maria. Conocida por su fachada barroca y su campanario visible desde cualquier punto del pueblo. A sus habitantes y a los turistas también les gusta fotografiarse en el famoso puente románico que cruza el río y muy romántico, especialmente cuando baja el sol, las fotos en el atardecer son preciosas.
Muchos de los turistas que visitan la localidad acaban llenando bolsas con miel artesanal, embutidos, panes rústicos, vinos del valles o productos de la huerta.
