La despedida de Shannen Doherty sigue revelando capas desconocidas de una vida marcada por la lucha, la vulnerabilidad y una determinación que jamás se apagó. La actriz, recordada por millones como Brenda Walsh en Sensación de vivir, dejó firmado su divorcio apenas 24 horas antes de fallecer, cerrando así una historia sentimental que había durado más de una década con el fotógrafo Kurt Iswarienko.
Una separación que llegó en el último momento
La realidad es que este desenlace ha sorprendido incluso a quienes la acompañaron en sus últimos meses. Porque Shannen decidió poner punto final a su matrimonio cuando su tiempo ya llegaba al final, como si necesitara dejar todo resuelto antes de marcharse. Sin hijos y tras una vida atravesada por la enfermedad, la actriz organizó sus asuntos personales con una claridad que hoy conmueve.

Y es que la gestión de su herencia quedó en manos de quien fue su confidente absoluto, Christopher Cortazzo, su mejor amigo y la persona encargada de velar por sus bienes y sus últimas voluntades. Nunca se hizo público el listado completo de beneficiarios, pero sí se sabe que Cortazzo fue la figura que mantuvo la serenidad y la coherencia en medio de un proceso emocionalmente devastador. Antes de esta separación definitiva, Shannen había atravesado otros dos matrimonios. Primero con el actor y músico Ashley Hamilton, y más tarde con el jugador profesional de póquer Rick Salomon.
Una vida sentimental marcada por la esperanza
De este modo, la inolvidable Prue Halliwell de Embrujadas acumuló tres historias de amor que, pese a su profundidad, nunca derivaron en la maternidad que tanto anhelaba y por la quetanto llegó a luchar, Shannen, que se ugó la vida por ello. La actriz soñó con ser madre hasta el final, y su deseo llegó a condicionarlo todo: incluso rechazó un tratamiento para frenar el avance del cáncer con la esperanza de poder quedarse embarazada algún día. Sin embargo, ni así fue capaz de tener ese hijo o hija que tanto deseaba.
La realidad es que ese gesto resume la esencia de Shannen Doherty: una mujer capaz de desafiar lo imposible por aquello que consideraba esencial. Así pues, su último acto legal, firmado un día antes de morir, no solo cierra un capítulo personal, sino que revela la dignidad con la que decidió afrontar el final de su vida, dejando orden, propósito y un legado emocional que sigue conmoviendo.