La fama de Sara Carbonero se disparó gracias a su papel de reportera en el Mundial de Sudáfrica del 2010. Aquel verano fue cuando hizo oficial la relación con Iker Casillas, protagonizando un romántico e inesperado beso que supuso un antes y un después en su carrera mediática.
Al proclamarse ganadores, la periodista entró en directo para entrevistar al capitán. Visiblemente emocionada y exaltada, la química fue evidente desde un principio. No sabían como actuar, produciéndose una situación extraña: miradas nerviosas pero complicidad: "Mira como empezó la cosa y mira ahora", decía ella. "¿Qué quieres que te diga?", contestó el portero. "Quiero enviar un agradecimiento a la gente que me ha apoyado siempre, mis padres, mi hermano..." callando y creándose un silencio incómodo al no poder agradecérselo a ella como quería. Carbonero quiso eliminar la tensión, diciéndole que no pasaba nada y que mejor volvían a hablar del partido. Pero Casillas se negó y la sorprendió dándole un beso de película que ha pasado a la historia.
De aquello han pasado 8 años, celebrándose ahora el aniversario y queriendo conmemorarlo los protagonistas. Él, pidiendo a los seguidores que recordaran el momento.
Y Sara, sincerándose y narrando extensamente cómo vivió el día que volvieron a España después de aquel Mundial tan intenso. El protagonista de esta crónica ha sido, curiosamente, el vestido que llevaba; haciendo un post en Instagram muy divertido.
"Veníamos en el avión de la selección española, la campeona del mundo. ¿Quién podía querer dormir aquella noche? Recuerdo entrar en la televisión a toda prisa. Tenía hora y media para prepararme y marcharse deprisa a Príncipe Pío dónde tendría lugar la gran celebración con los aficionados. No había tiempo por nada, apenas retocar el maquillaje que llevaba 20 horas en mi cara, cambiarme de ropa y preparar unas entradillas", empieza.
Ahora bien, el momento vestido fue uno de los más complicados: "Y eso que Mayte tenía preparadas varias opciones, cada cuál más bonita, pero no nos aclarábamos. Yo estaba pálida, con ojeras, cansada y no me veía con nada. De repente apareció el vestido rojo. Era de Mango, de temporadas anteriores, me quedaba un poco grande y estaba usado, pero era aquel. Con las prisas me puse unas sandalias un número mayor que el mío y salí corriendo", sigue explicando. Un momento agotador pero muy cómico que ha querido compartir con los seguidores. Eso sí, la mayoría se ha quedado con qué en la fotografía aparece mucho más joven...