Hay pocas personas en Catalunya que cuando ellos hablan o escriben alguna cosa, hace falta escucharles y/o leerles. De hecho, hace falta hacerlo y después, tomar nota. No dicen nada en balde y su talento, conocimientos y trayectoria se merece que se les haga caso. Quim Monzó es una de estas personas. Genio absoluto de la literatura catalana, y uno de los mejores opinadores del país, sus artículos son de obligada lectura. Somos muchos también los que lo echamos de menos de manera regular en la televisión, como cuándo regalaba a los espectadores del añorado Persones humanes de TV3 de Mikimoto una sección imperdible al lado del presentador. En ella (o cuándo aparece en algún programa actual o entrevista), el autor de Mil cretinos o La magnitud de la tragedia hacía desorinarse de risa al propio Miquel Calçada, a los espectadores de plató o a los que lo veían desde casa.

Monzó se fijaba en lo que le salía del moño y hacía su análisis particular. Y lo que decía era de un sarcasmo y una ironía como había pocas. Lo más curioso de todo es que el escritor provocaba sonoras carcajadas al personal cuando él mismo no reía lo más mínimo. Su rictus se mantenía serio, su boca no dibujaba una sonrisa ni que lo mataran. Y ahora, unas palabras del mismo Monzó, a propósito de esta cuestión, han generado una encendida reacción en redes por parte de sus seguidores. Y es que es muy habitual observar cómo actualmente, muchísimos humoristas, cómicos y gente que se dedica a hacer reír a los demás, monologuistas, colaboradores de tele y de radio o actores, cuando explican lo que quieren explicar, cuando recitan sus monólogos o hacen sus comentarios para hacer reír a los espectadores y oyentes, ellos mismos también ríen de sus propias gracias, como si lo que acabaran de decir hubiera sido muy ingenioso.

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Quim Monzó / TV3

Quizás lo ha sido, pero el efecto se reduce si ellos mismos parecen decir, con su carcajada: "Qué ocurrente que soy, qué chispa tengo, qué gracia hago". Son como aquel cuñado o tío que hay en todas las comidas familiares, con tendencia a explicar chistes sin gracia, que no solo dan vergüenza ajena, sino que además, a ellos les hace reír mucho. Por eso, el bueno de Monzó ha hecho una pregunta muy concreta a todos estos humoristas que se estilan hoy en día. Una pregunta y un consejo, ayudándose de un icono del humor, alguien que tendría que servir de ejemplo, porque hace mear de risa a todo el mundo, y desde hace años, especialmente en Catalunya, sin que se le escape ni un solo gesto de risa de sus propias gracias. Hablamos del genial Rowan Atkinson. Para Quim, el creador de Mr. Bean o Black Adder es el más claro ejemplo de cómo tendrían que hacerse las cosas: "Humoristas y monologuistas catalanes, ¿que veis que este señor ría en ningún momento del sketch? ¿No, verdad? Pues de eso precisamente se trata", dice, recordando un gag impagable del humorista británico.

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Enseguida, avalancha de reacciones en la red, como la del también genial Señor Bohigues del Versió RAC1 de Toni Clapés. No ha sido el único. Monzó, por cierto, ha destacado una virtud del colaborador de RAC1, que también tenía el maravilloso y recordado Pepe Rubianes. Y es que como él dice, "Ya me tienen los cojones llenos todos estos que se piensan que reír después de lo que dicen hará que la gente se piense que son MUY y MUY divertidos".

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Quim Monzo, genio. Háganle caso.