Qué huevos!", así se enteró el presidente Quim Torra de que Pedro Sánchez no le descolgaba el teléfono cuando su asesor Pere Cardús se lo comunicó.

La actitud del presidente del gobierno en funciones es una más en la deriva del mandatario socialista que ha hecho de la confrontación institucional con Catalunya la razón de ser de cara a conseguir unos resultados electorales el 10-N que le puedan satisfacer su ego. De él y de Torra ha hablado el líder del PP, Pablo Casado en El objetivo ("Lo que no se puede decir es 'Yo no le he cojido el teléfono al señor Torra'. Yo lo que le diría a Pedro Sánchez es que coja el teléfono al señor Torra para decirles: 'Rompo con ustedes cualquier acuerdo institucional'"). Pero la sesión con Ana Pastor no lo hizo incomodar casi en ningún momento. No fue, ni mucho menos, un tercer grado, y sí el habitual autobombo electoralista. Hubo temas de los que, no es que se pasara de puntillas, sino que directamente se obviaron, como las manifestaciones en Madrid en contra de la sentencia del procés y en apoyo a Catalunya.

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El único momento en que Casado se incomodó fue cuando le tuvieron que repetir tres veces la misma pregunta: 'Si el señor Torra condena los actos violentos en Cataluña, ¿usted le llamaría'?. Él, que tan claramente quería dejar en evidencia a Sánchez, cuando se tiene que poner en su piel se muestra huidizo. Se la hizo un administrativo de 54 años de Barcelona, en la habitual rueda de preguntas entre el público que acostumbra a hacer el programa de La Sexta con políticos invitados.

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"Yo ya he dicho que Sánchez tiene que coger el teléfono", se excusa Casado. El hombre insiste: "Digo si usted fuera presidente". En la segunda sale el argumentario habitual popular: "Para mí es muy difícil establecer un cauce de negociación con una persona que ha dicho que los españoles somos bestias, que quiere una vía eslovena o que quiere la independencia sin contar con el resto de españoles. Yo apelo a una Catalunya del seny, como vosotros decís". Segunda evasiva. La persona de público no desfallece: "¿Me está diciendo que no le cogería el teléfono?". Tercer intento. Silencio nervioso de Casado repitiendo la pregunta, como aquellos alumnos que quedan retratados ante el maestro: "¿Dialogar con Torra si pide la independencia?".

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El hombre le corrige y deja claro qué piensa: "...Si condena los actos violentos, cosa que aún no ha hecho". Y Casado vuelve a salir por la tangente: "Bueno, pero es que solo faltaría que alguien no condenara los actos violentos. Aunque los condenara, seguiría pidiendo la independencia, seguiría pidiendo que se saliera a las calles". No hay más preguntas, señoría. Queda claro que tanto en Ferraz como en Génova tienen un reconocedor de número de teléfono.