El cotilleo televisivo de Mediaset le ha salido más caro de lo normal al grupo mediático, condenado a pagar 30000 euros por intromisión ilegal al honor y a la intimidad personal y familiar de Raúl Gordo Benito, que saltó del anonimato para convertirse, según Sàlvame o Supervivientes, en un supuesto amante de Makoke. La noticia saltaba durante la emisión de los últimos minutos del programa, con una Paz Padilla que leía la sentencia del tribunal (una verdadera pesadilla de 4 minutos para la presentadora, que no es la mejor en comprensión lectora ni tampoco una maestra de la dicción).

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El conflicto viene de lejos, concretamente de la edición de Supervivientes 2016, y en la que participaron los hijos del enotnces matrimonio formado por Makoke y Kiko Matamoros. Los programas del grupo audiovisual aireaban una crisis de la pareja, y empezaron a examinar el pasado de la azafata del Telecupón. De allí surgió el nombre de Raúl, afirmando que habían tenido una relación (efímera) durante el verano de 2009 en Ibiza, y que de vez en cuando mantenían el contacto. Llegaron a enseñar su aspecto físico, pero lo que realmente ofendió al demandante fue la descripción que se hizo de él: lo tildaban de conflictivo y peligroso, de tener problemas con las drogas y de haber pasado por prisión. Todo ello llevó al tal Raúl a interponer una demanda contra la cadena, que finalmente ha ganado.

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Aparte de la compensación económica, Telecinco ha sido obligada a leer la sentencia en Sálvame y en la futura edición de Supervivientes, que está a punto de comenzar su andadura. Además, el juzgado número 1 de Madrid ha obligado a Mediaset a eliminar de su web todo el contenido referido al demandante. Un toque de atención para la cadena de Fuencarral, aunque la multa no habrá hecho más que cosquillas en la tesorería de Paolo Vasile. Por tanto, no esperen ningún cambio a la política de Telecinco.