La influencer Marta Pombo se ha visto envuelta en una nueva tormenta. Una tormenta inesperada, provocada por una confesión que, en principio, parecía inocente: no tiene dinero para comprar la casa que quiere en Madrid. Una frase que desató el caos. Una frase que muchos señalaron como desconectada de la realidad.
Marta vive actualmente en un piso acogedor en Hortaleza. Allí comparte su día a día con su marido, Luis Zamalloa, y sus tres hijas. Un espacio que considera cómodo, cálido y suficiente. Pero ella sueña con algo más. Con una vivienda más amplia. Con un jardín. Con su “casa para siempre”.
Marta Pombo enciende las redes y le cae un aluvión de críticas
Según contó en un vídeo, había una vivienda en su barrio que siempre la había fascinado. La veía vacía. Un poco abandonada. Siempre la imaginaba reformada. Era su casa soñada. Tanto, que incluso cambiaba su ruta habitual para pasar frente a ella. La miraba. La deseaba.
Hasta que un día ocurrió. La casa salió a la venta. Marta lo celebró. Pero la alegría duró muy poco. El precio la dejó paralizada. “Es imposible”, dijo. “No llego ni de lejos”. Y ahí comenzó todo.
La creadora de contenido explicó que en Madrid los precios están “fuera de control”. Que una casa así, hace dos años, era mucho más accesible. Que ahora le resulta inalcanzable. “Madrid está impagable”, declaró, visiblemente frustrada. Aseguró que no pretende vivir por encima de sus posibilidades. Solo aspira a un hogar donde su familia pueda crecer.
Pero la sinceridad no cayó bien. Al contrario. Provocó una oleada de críticas. Una lluvia implacable de comentarios que la acusaban de vivir en una burbuja. Internautas, fans y detractores se unieron en un mismo mensaje: “Si Marta Pombo no tiene dinero, imagínate los demás”.

“Desconectada de la realidad”
Algunos usuarios fueron especialmente duros. Otros aprovecharon para hacer memes. Otros apuntaron al privilegio. “Hablar de casas de alto standing mientras el país no puede pagar ni una habitación pequeña es una frivolidad”, le reprocharon. La ex presentadora Nuria Marín también cuestionó sus palabras, señalando la desconexión entre su queja y la situación real del mercado.
Marta, sin embargo, no entiende el ataque. Asegura que habló desde su experiencia. Desde su vida. Sin compararse con nadie. “Yo vivo la vida que me tocó vivir”, dijo en su defensa. Rechaza la idea de que su comentario fuera arrogante. Insiste en que actúa con sinceridad. Con gratitud y humildad.
También quiso agradecer a quienes la apoyaron. A las seguidoras que la defienden “como hermanas”. Que salen a cubrirla cada vez que alguien la señala. Que la protegen de lo que ella considera polémicas sin sentido.