Marc Márquez vuelve a ser Marc Márquez. Después de unas temporadas irregulares, el campeón de Cervera ha recuperado la identidad y de qué manera. Este año no hay nadie que le dé sombra en la MotoGP y bate récords en cada carrera que protagoniza. Poco a poco, el catalán escribe historia del motociclismo con sus podios, sus victorias y sus celebraciones. Al lado de Àlex, su hermano pequeño que también triunfa, los dos catalanes llenan dos posiciones de las tres que se llevan medalla y, sorpresa, Marc domina con mucha diferencia la clasificación general de la temporada. El de la capital de la Segarra está on fire y parece que no hay nadie que pueda pararle los pies.

Cada vez que vemos al piloto pasar primero delante de la bandera a cuadros pensamos en lo mismo, la eufórica celebración que está a punto de protagonizar, donde no puede faltar Gemma Pinto, el amor de su vida. Efectivamente, Marc y Gemma forman la pareja más bonita y seguida de la MotoGP. Aunque el motociclismo sea exigente, como la mayoría de deportes de élite, los dos catalanes encuentran momentos para hacer de todo. De hecho, la influencer no se pierde ninguna carrera en directo y, a menudo, aprovechan para hacer escapadas, comidas y paseos encima de la pista al país donde se disputa el siguiente Gran Premio. Ahora, la pareja está relajada y aprovecha la semana en que el domingo no habrá carrera en su casa de Madrid.

Ni más, ni menos, los protagonistas reservaron mesa para dos en un restaurante de Pozuelo de Alarcón, la ciudad en que viven cerca de Madrid y escogieron sushi para cenar. Gemma Pinto, como siempre, fue la reportera de la actividad y publicó una foto de la comida. El plato hace una pinta espectacular, pero todavía es mejor la fotografía de después, porque Marc Márquez, con una cinta en la cabeza, fue el protagonista de una instantánea brutal. Con una rodilla y los brazos levantados, el piloto posa para la cámara concentradísimo y con una postura clarísima de kung-fu. La influencer, de hecho, para poner la guinda al pastel, ha puesto una canción de fondo espectacular, la mítica de Kung Fu Fighting. ¿El sitio donde han ido a cenar? Lo hemos descubierto por el fondo, donde podemos verlos en la Calle Atenas de la ciudad. ¿Y el restaurante? Lamonarracha, porque podemos ver en su perfil el plato que han comido.


La pareja disfrutó de un plan precioso y, obviamente, no faltaron las tonterías de Marc Márquez para poner un poco de salsa. Haciendo un sushi, cerca de casa y con una postura final para terminar, el dúo demuestra, una vez más, que está completamente de enhorabuena. Muchos seguidores ya escuchan campanas de boda, y quién sabe, quizás en alguna de las carreras, en lugar de una medalla de oro, levanta un anillo de compromiso. Nos morimos de ganas de verlo.