La represión contra el independentismo hace tiempo que alcanzó un nivel tan ridículo que cuesta de superar. La cruzada contra el color amarillo es tan surrealista que cualquiera podría pensar que, después de la persecución de los lazos, llegará la prohibición de los limones, los girasoles, Bob Esponja y Laa-Laa de los Teletubbies. Prueba de esto, la siguiente historia, que a pesar de parecer una broma es totalmente real.

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Susanna Griso da paso a uno de los periodistas de Espejo público, que necesita compartir una última hora con la audiencia del programa: "Una noticia que nos ha impactado: puede haber lazos amarillos en Madrid". Sudor frío. ¿El amarillo ha llegado a la capital de España? Suena bien fuerte la música de suspense, como si los lazos amarillos fueran el símbolo de vete tú a saber qué clase de horror.

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Antena 3

El compañero de Susanna Griso intenta tranquilizar a la audiencia y les explica que no es lo que parece: "A primera vista parecen lazos amarillos independentistas en unos árboles. Pero esto no es Catalunya, es Madrid". Como si en la ciudad hubieran vetado este color. Las personas que se han encontrado esta imagen en las calles de la capital se han tomado la justicia por su cuenta: "La imagen ha causado cierto revuelo entre los vecinos, que reaccionaron quitando los lazos". Bien hecho, el amarillo no combina con el verde de los pinos.

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Por fin llega la calma y en Antena 3 explican qué eran realmente los lazos amarillos que los vecinos se han dedicado a arrancar: “No eran lazos amarillos. Eran cintas adhesivas con una sustancia tóxica contra la plaga de la oruga procesionaria. Los técnicos avisan de que estas cintas pueden ser muy peligrosas y muy tóxicas, así que cuidado y no se deje llevar por la amarillofobia. Lo que les faltaba. Por la mañana, algunos ciudadanos han tenido que aguantar verlo todo de color amarillo (qué disgusto), y ahora saben que quizás se han intoxicado.

Toda una paradoja: los vecinos más de derechas se han levantado hoy con el pie izquierdo. Aunque mirándolo bien, plantear que el color amarillo es tóxico era el único argumento que les faltaba para conseguir prohibirlo completamente en toda España.