El 28 de julio del 2010, a partir de una iniciativa legislativa popular originada por la plataforma Prou!, el Parlament de Catalunya aprobó la abolición de las corridas de toros en Catalunya. La votación obtuvo 68 votos favorables, 55 en contra y 9 abstenciones. De esta manera, Catalunya se convertía en la segunda comunidad autónoma en prohibir esta práctica después de que las Islas Canarias lo hicieran en el año 1991.

Años atrás, en Catalunya había una fuerte tradición de corridas de toros, con algunas plazas históricas como la Monumental o Las Arenas, pero antes, durante y después de los días donde se debatía su prohibición, alzaron la voz muchas personalidades de todos los ámbitos poniendo el grito en el cielo de que en nuestra casa se siguiera dando crédito a una cosa como esta. También hubo algunos como Mercedes Milá, Kiko Veneno o Albert Boadella que se manifestaron a favor de continuar con lo que se conoce como la fiesta.

cartel monumental

Corrida de toros en la Plaza Monumental de Barcelona

Pero en Catalunya no están para fiestas de este tipo, y más, si la fiesta consiste en matar a unos animales de manera lenta y cortándole después las orejas y el rabo. La fiesta, aquí, se acabó. Y ahora, once años después, casi no queda ni rastro de muletas, capotes, y trajes de luces. Ni de carteles como este. Pero en El matí de Catalunya Ràdio han ido hasta un lugar donde posiblemente estén los últimos ecos de la tauromaquia en Catalunya. Una reportera del programa de Laura Rosel ha ido al lado del campo de fútbol municipal de l'Hospitalet de Llobregat donde hay "un pequeño terreno de arena".

¿Y a quién se ha encontrado la periodista allí? "A un chico y una chica que una vez en la vida dijeron aquello que cantaba Albert Pla, 'Papa, yo quiero ser torero'". Son Alba y Mario, dos jóvenes que tienen el sueño de ser toreros. Para hacerlo, han ido a "la única escuela taurina que hay en Catalunya".

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Laura Rosel / @laurarosel

Sin entrar en las motivaciones que han llevado a los dos chicos a querer dedicarse a los toros, hacia el final de la entrevista les han preguntado "¿cómo lleváis hacer eso en una tierra como Catalunya"?. Respuesta: "Por nivel de torear es muy difícil, aquí no hay nada, siempre tenemos que ir fuera, dice él. Y ella asume que a su madre no le gusta nada y con respecto a los amigos, que "no les gusta, pero me respetan".

Suponemos que el programa de Rosel ha abordado esta conexión por el valor radiofónico de la rareza, pero los 6 minutos y 27 segundos que le ha dedicado el espacio a hablar de unos aprendices de torero no ha gustado nada a la inmensa mayoría de la audiencia que ha dicho la suya vía redes sociales.

Enseguida, innumerables mensajes calificando de vergonzoso que se dediquen minutos en una emisora privada a hablar de toros:

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