Karlos Arguiñano es uno más de nuestra familia, lo vemos tanto por televisión que no sabemos si invitarle a cenar el día de Nochebuena. Hace más de tres décadas que acompaña a los espectadores desde la televisión. Todos los mediodías con un recetario que parece no tener fin. No tiene estrella Michelin pero siempre ha sido el chef más famoso, aunque ahora han salido a hacerle competencia con programas como ‘MasterChef’. Él no quiere oír hablar de cocina de vanguardia. Enseña la cocina de toda la vida, la de nuestras abuelas.

Gracias en gran parte a la televisión ha podido construir un gran imperio en el que está involucrada toda la familia, desde su mujer a sus hijos. Está involucrado en televisión, hostelería, inmobiliaria, bodegas de vino, incluso en motociclismo. Pero no siempre presenta cuentas saneadas. Por ejemplo, su mítico hotel-restaurante en Zarautz Notó un importante desplome en las ganancias. Un descenso del 10,64% en ventas y un desplome del 36,38% en ganancias. De ingresar 5,5 millones de euros, el resultado final se redujo a poco más de 283.000 euros.
Es uno de los negocios que peor le funcionan, pero por suerte cuenta con otros que le funcionan a las mil maravillas, como la televisión. Ese sostiene todos los males. Con la televisión y el vino logra alejarse de los números rojos. Su imperio se ha tambaleado en varias ocasiones, pero siempre ha encontrado fórmulas para subsistir.
El Hotel KA fue el primer proyecto de esta larga trayectoria y por eso toda la familia le tiene un gran cariño, ahora lo gestiona su hijo Martín. Sin embargo, este palacete de principios del siglo XX, situado en plena playa de Zarautz, sufre mucho la crisis por el turismo estacional y los cambios de hábitos de consumo.
La televisión es la salvación de Karlos Arguiñano
Mientras el hotel caía, otra de sus sociedades vivía el camino contrario. Se trata de Irusta Gain SL, creada en 1997 para gestionar negocios inmobiliarios. En 2024, esta empresa registró una facturación de 2,2 millones de euros, un 4,38% más que el año anterior. Pasó de cifras discretas a 258.677 euros, casi cuatro veces más que en 2023. Si Arguiñano solo se limitara a los fogones en su restaurante, hace años que estaría arruinado.
Respecto a su productora, Bainet Media, que se encarga de programas como ‘Cocina Abierta’ y gestionar sus derechos de imagen y sus libros, alcanza cifras de 5,7 millones de euros en un año. Sin duda es el negocio más rentable para Karlos. Pero no el único. “Si no fuera por la televisión estaría en números rojos”, cuenta.
Hay que mencionar también su gran apuesta, la bodega de vinos K5, situada en Aia, a 300 metros de altitud frente al mar Cantábrico y a escasos kilómetros del parque natural Pagoeta. Desde allí producen txakolis como K5, Kaiaren y K Pilota, que han logrado hacerse un hueco en el mercado. Amaia, la hija pequeña, es la que se encarga de este negocio.
